Teresa: Yo creo que es mejor que se den su espacio, para que todo tome su curso, ve por tus cosas, y te quedas aquí
Viviana: No Tere, ya bastante tienes con soportar mis tonterías
Teresa: ¡Ya lo dije, sin peros te quiero aquí!
Viviana: Te quiero boba -la abrazó fuerte, y sonriendo se dirigió a nuestra casa, esa en la que tantas cosas vivimos-
No se que pasa con nosotras, somos hermanas prácticamente y ahora empieza a surgir esta clase de sentimientos, no sale de mi cabeza ni un maldito segundo, el sabor de sus labios, su sonrisa, ¡Todo de ella!. Mi corazón se aceleró al escuchar el sonido de la puerta, y próximamente mi nombre, su voz está realmente mal, se nota que estuvo llorando bastante
Maura: Que bueno que llegas, me tenías preocupada
Viviana: ¿Podemos hablar?
Maura: Vivi...
Viviana: Me voy de la casa
Maura: ¿Qué? ¡No, no te puedes ir!
Viviana: ¿Por qué no? -se acercó a mi-
Maura: Por...porque no, esta casa es de las dos, además ¿Dónde te vas a quedar? -¡Ay por favor a quien intento engañar, no quiero que se valla, porque no y ya, no se puede ir!
Viviana: Tranquila que tengo donde quedarme, y si es de las dos, pero quiero alejarme por un tiempo, todo tiene que volver a ser como antes, cuando te veía solamente como la hermana que me regaló la vida, porque eso somos ¿Verdad?
Maura: Si...eso creo -ella negó y con una sonrisa nostálgica subió las escaleras, tras unos largos minutos bajo con sus maletas, sin tan si quiera dirigirme la palabra, su intención era irse sin despedirse, pero eso no podía permitirlo, la tomé de la mano deteniendo su paso-
Viviana: ¿Que pasa?
Maura: Despídete, por favor
Viviana: Nos vemos...
Maura: Te voy a extrañar -la abracé con todas mis fuerzas, pude sentir como sus maletas calleron al suelo, y ella se aferró a mi, no quiero soltarla nunca-
Los días, las semanas, pasaban lentamente, no saber nada de ella me está matando, desde que se fue, el sabor del café no es el mismo, las sonrisas ya no están, tampoco los desayunos sorpresa en la oficina, las cenas con su risa y ocurrencias de postre, no está ella, y nada es igual, todo ha perdido la escencia . Me vestí casual, solté mi cabello, me maquillé un poco, necesito disimular estás ojerotas que traigo. Fui a la oficina, sin una gota de ánimo, jamás pensé que hoy sería uno de los peores días de mi vida, todo comenzó cuando mi secretaria me dió los buenos días y el anuncio de una visita inesperada