Viviana: Vamos a...
Maura: ¡Seremos mamás!
Un puchero acompañado de lágrimas la guió hacia mi, quedó de rodillas, abrazada a mi cintura, llorando a mares, mientras da pequeños besitos por toda mi pancita. Después de asimilar nuestra hermosa realidad, hemos venido a columpiarnos como cada año, caminamos por el parque tomadas de la mano, sin dudas el mejor día de nuestras vidas; la sorpresa acabó, cuando la traje al lugar más apartado de nuestro jardín, un lugar tan de nosotras, donde está tallada toda nuestra historia...
Viviana: Amor todo es hermoso -sonrió tierna, al observar uno de los árboles decorado con fotos nuestras desde que nos conocimos, hasta ahora-
Maura: ¡Hermosa tú, y nuevamente, feliz cumpleaños mi amor!
Viviana: Ay Mau, Mau -suspiró- pensar que eras mi imposible, y ahora estamos a punto de casarnos, esperando dos bebés y más enamoradas que nunca
Maura: Yo no estoy enamorada -alcè una ceja-
Viviana: ¿A no? -subió a horcajadas sobre mi-
Maura: No señora -la tomé de la cintura, atrayéndola más hacia mi- yo la amo más que a nada
Viviana: ¿Tiene como demostrarlo, señora?
Maura: De mil maneras -susurré en su oído-
Urgentemente las prendas abandonaron nuestros cuerpos, inicié un recorrido de besos húmedos por todo el cuerpo de Vivi, haciendo énfasis en sus senos, enrredó sus manos en mi cabello haciéndome succionar, sus piernas se enrredaron en mi cintura creando un majestuoso roce entre nuestras intimidades, doy pequeñas mordidas alrededor de sus pezones, erizando hasta el último rincón de su piel. Nos amamos mutuamente hasta el cansancio, hasta llegar a descubrir una nueva manera de sentirnos, de deleitarnos, hasta ese último te amo, que muere en los labios de la otra, hasta entrelazar nuestras piernas y entregarnos al sueño envueltas en un abrazo, un abrazo que nos confirma una y otra vez, que somos nuestro lugar seguro, que no somos, ni seremos un error. Estamos únicamente cubiertas por una delgada manta, el canto de las aves retumban una y otra vez en mis oídos, la claridad me ordena abrir mis ojos, encontrándome lo más bello del mundo, acariciando mi cabello y sonriendo, me aferro a ella, beso su mejilla y nos miramos fijamente.
Viviana: ¿Cómo despertó la mamá, más hermosa del universo?
Maura: Más enamorada y feliz, ¿Y la mami más preciosa del mundo cómo despertó?
Viviana: ¡Desnuda, enamorada, feliz, muy feliz! -se rió-
Maura: ¡Tonta!
Viviana: Tú -me dejó un beso en la nariz- ¿Algún antojo en especial para desayunar?
Maura: Mmm...-sonrio pícara- unos besos, se me antojan muchísimo
Viviana: Besos vas a tener -me tomo suave del mentón y comenzó a dar pequeños besos por todo mi rostro, hasta llegar a mis labios, besándome dulcemente-
Luego de un baño juntas, en el que obviamente no podía faltar esa picardía, tan de nosotras, desayunamos, y aquí estamos, visitando a las cupidas, que han dejado la puerta entreabierta, entramos en silencio, hasta la cocina, siendo frenadas por un ¿Gemido?, ¡Si, las condenadas están a punto de darle gusto al cuerpo, y en la cocina!. Le indicó silencio a Vivi, quien estallo en risas, haciéndolas separarse de golpe.