Halloween y la inscripción en el muro

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Llego octubre y un frío húmedo se extendió por los campos y penetró en el
castillo. La señora Pomfrey, la enfermera, estaba atareadísima debido a una
repentina epidemia de catarro entre profesores y alumnos. Su poción Pepperup tenía
efectos instantáneos, aunque dejaba al que la tomaba echando humo por las orejas
durante varias horas. Como Ginny Weasley tenía mal aspecto.
Gotas de lluvia del tamaño de balas repicaron contra las ventanas del castillo
durante días y días; el nivel del lago subió, los arriates de flores se transformaron en
arroyos de agua sucia y las calabazas de Hagrid adquirieron el tamaño de cobertizos.
Los cinco niños caminaban por un corredor que se encontraba vacío, en el camino iban mojando el suelo, ya que los niños se encontraban afuera, específicamente en el bosque otra vez.
Cuando escuchan la voz de Filch y el maullido de su espantosa gata
- eh ustedes!, Miren como están dejando el suelo, y luego lo tengo que limpiar yo
- Pero ese no es su trabajo?- pregunta el Black mayor
El hombre ya molesto los conduce a los cinco a la conserjería . Era un lugar que evitaban la mayoría de los estudiantes, una habitación lóbrega y desprovista de
ventanas, iluminada por una solitaria lámpara de aceite que colgaba del techo, y en la
cual persistía un vago olor a pescado frito. En las paredes había archivadores de
madera. Por las etiquetas, se imaginaron que estaba la información de todos los niños que alguna vez castigaron ( los Black's y la peliroja se preguntaban si estaría la información de sus padres)
alumnos que Filch había castigado en alguna ocasión. Por lo visto los gemelos Weasley tenían
para ellos solos un cajón entero. Detrás de la mesa de Filch, en la pared, colgaba una
colección de cadenas y esposas relucientes.
- Malditos niños! Siempre haciendo desastres, Cuánta porquería —se quejaba, furioso—: mocos secos de lagarto silbador
gigante…, cerebros de rana…, intestinos de ratón… Estoy harto… Hay que dar un
escarmiento… ¿Dónde está el formulario? Ajá…
Encontró un pergamino en el cajón de la mesa y lo extendió ante sí, y a
continuación mojó en el tintero su larga pluma negra.
—Nombres!?
Les preguntó
—¡Sólo es agua!—dice Cassiopeia
—Sólo es un agua para ti, muchacha, ¡pero para mí es una hora secando!!-gritó Filch. Una gota temblaba en la punta de su protuberante nariz—.
Sus nombres!!- volvió a decir
- Jili..
- la peliroja no termino de hablar ya que se oyó un golpe tremendo en el techo de la
conserjería, que hizo temblar la lámpara de aceite.
—¡PEEVES! —bramó Filch, tirando la pluma en un acceso de ira—. ¡Esta vez te
voy a pillar, esta vez te pillo!
Y, olvidándose de los niños, salió de la oficina corriendo con sus pies planos y con la
Señora Norris galopando a su lado.

- Ya que estamos aquí, que les parece si miramos que cosas nos conseguimos?- dice el Black mayor
- Apoyo la idea- dicen los gemelos a la vez
La rubia y peliroja solo asienten y empiezan a buscar hasta que en uno de los cajones que tenía más de tres seguros la peliroja  observa y dice

- Miren, aquí dice merodeadores según mi mamá así se denominaban los antes alborotadores de Hogwarts
- Que bien!- comenta la niña Black
Deciden colocar todo lo que consiguen en el bolso de Jilian que tiene el hechizo de extensión
Salen de ese lugar quien los conduce es la peliroja y se dirigen hasta un pasillo que no tiene puertas ni cuadros, pero la peliroja dio camino tres veces por el mismo lugar, sus amigos (excepto Luna) la miraban como si estuviera loca y de la nada aparece una puerta
Los niños se quedan asombrados excepto la peliroja, y pasan por la puerta
Al estar dentro se ve algo como una especie de sala común, pero esta es de color marrón y beige, además tiene unas cinco puertas sin saber a dónde se dirigen
- Bienvenidos a la sala de menesteres, también conocida como la sala que viene y va, muy pocos tienen el placer de conocerla- dice la peliroja
- Que bonito- dice la Black
- Como sabías de este lugar?- pregunta el Black del medio
- Lo encontré, en estos días que ustedes estaban en el bosque con Luna
- Curioso lugar- dice Luna- Porque nos trajiste  aquí An (así había comenzado a decirle Luna)-
- Las paredes aquí tienen oídos y ojos, en cambio en este lugar nadie nos puede escuchar ni el señor que tenemos por director, entonces podemos abrir tranquilamente lo de los merodeadores

LA POTTER OCULTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora