Después de la camara

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Hubo un momento de silencio cuando Harry, Ron, Ginny, Jilian y Lockhart aparecieron
en la puerta, llenos de barro, suciedad y, en el caso de Harry, sangre. Luego
alguien gritó:
—¡Ginny!
Era la señora Weasley, que estaba llorando delante de la chimenea. Se puso en pie
de un salto, seguida por su marido, y se abalanzaron sobre su hija.
Harry, sin embargo, miraba detrás de ellos. El profesor Dumbledore estaba ante la
repisa de la chimenea, sonriendo, junto a la profesora McGonagall, que respiraba con
dificultad y se llevaba una mano al pecho.
Jilian sin embargo decidió sentarse en un banco cerca de ella
Fawkes pasó zumbando cerca de Harry
para posarse en el hombro de Dumbledore. Sin apenas darse cuenta, Harry y Ron se
encontraron atrapados en el abrazo de la señora Weasley
—¡La han salvado! ¡La han salvado! ¿Cómo lo hicieron?
—Creo que a todos nos encantaría enterarnos —dijo con un hilo de voz la
profesora McGonagall.
La señora Weasley soltó a Harry, que dudó un instante, luego se acercó a la mesa
y depositó encima el Sombrero Seleccionador, la espada con rubíes incrustados y lo
que quedaba del diario de Ryddle.
El  profesor vio eso aunque también se fijó en el anillo que cargaba la peliroja más no dijo nada
Harry empezó a contarlo todo. Habló durante casi un cuarto de hora, mientras los demás lo escuchaban absortos y en silencio. Contó lo de la voz que no salía de ningún
sitio; que Hermione había comprendido que lo que él oía era un basilisco que se
movía por las tuberías; que él y Ron siguieron a las arañas por el bosque; que Aragog
les había dicho dónde había matado a su víctima el basilisco; que había adivinado que
Myrtle la Llorona había sido la víctima, y que la entrada a la Cámara de los Secretos
podía encontrarse en los aseos…
—Muy bien —señaló la profesora McGonagall, cuando Harry hizo una pausa—,
así que averiguaron dónde estaba la entrada, quebrantando un centenar de normas,
añadiría yo. Pero ¿cómo demonios conseguiste salir con vida, Potter?
Así que Harry, con la voz ronca de tanto hablar, les relató la oportuna llegada de
Fawkes y del Sombrero Seleccionador, que le proporcionó la espada. Pero luego
titubeó. Había evitado hablar sobre la relación entre el diario de Ryddle y Ginny. Ella
apoyaba la cabeza en el hombro de su madre, y seguía derramando silenciosas
lágrimas por las mejillas. ¿Y si la expulsaban?, pensó Harry aterrorizado. El diario de
Ryddle no serviría ya como prueba, pues había quedado inservible… ¿cómo podrían
demostrar que era el causante de todo?
Instintivamente, Harry miró a Dumbledore, y éste esbozó una leve sonrisa. La
hoguera de la chimenea hacía brillar sus lentes de media luna.
—Lo que más me intriga —dijo Dumbledore amablemente—, es cómo se las
arregló lord Voldemort para embrujar a Ginny, cuando mis fuentes me indican que
actualmente se halla oculto en los bosques de Albania.
Harry se sintió maravillosamente aliviado.
—¿Qué… qué? —preguntó el señor Weasley con voz atónita—. ¿Sabe qui-quién?
¿Ginny embrujada? Pero Ginny no ha… Ginny no ha sido… ¿verdad?
—Fue el diario —dijo inmediatamente Harry, cogiéndolo y enseñándoselo a
Dumbledore—. Ryddle lo escribió cuando tenía dieciséis años.
Dumbledore cogió el diario que sostenía Harry y examinó minuciosamente sus
páginas quemadas y mojadas.
—Soberbio —dijo con suavidad—. Por supuesto, él ha sido probablemente el
alumno más inteligente que ha tenido nunca Hogwarts. —Se volvió hacia los
Weasley, que lo miraban perplejos—. Muy pocos saben que lord Voldemort se llamó
antes Tom Ryddle. Yo mismo le di clase, hace cincuenta años, en Hogwarts.
Desapareció tras abandonar el colegio… Recorrió el mundo…, profundizó en las
Artes Oscuras, tuvo trato con los peores de entre los nuestros, acometió peligros,
transformaciones mágicas, hasta tal punto que cuando resurgió como lord Voldemort
resultaba irreconocible. Prácticamente nadie relacionó a lord Voldemort con el
muchacho inteligente y encantador que recibió aquí el Premio Anual.
—Pero Ginny —dijo la señora Weasley—. ¿Qué tiene que ver nuestra Ginny con
él?
—¡Su… su diario! —dijo Ginny entre sollozos—. He estado escribiendo en él, y
me ha estado contestando durante todo el curso…
—¡Ginny! —exclamó su padre, atónito—. ¿No te he enseñado una cosa? ¿Qué te
he dicho siempre? No confíes en cosas que tengan la capacidad de pensar pero de las
cuales no sepas dónde tienen el cerebro. ¿Por qué no me enseñaste el diario a mí o a
tu madre? Un objeto tan sospechoso como ése, ¡tenía que ser cosa de magia negra!
—No…, no lo sabía —sollozó Ginny—. Lo encontré dentro de uno de los libros
que me había comprado mamá. Pensé que alguien lo había dejado allí y se le había
olvidado… Y Jilian me llevaba siguiendo desde el último ataque, para Riddle se había vuelto un estorbo, incluso trato de petrificarla o matarla pero no pudo, el lo tomo como que la serpiente no había hecho bien su trabajo
Todos vieron a la niña que estaba sentada y está cuando hiba a hablar llegó el profesor Snape
- Que ha sucedido?- dice el al entrar
- Ahora ate pongo al corriente Severus, la srta Spellman quiere decir algo
Y todos la vuelven a observar
- No sabía que lo que atacaba era un basilisco, si era obvio una serpiente al ser camara de Slytherin y no tengo ni idea del porque no quede petrificada, capaz por pertenecer a su casa

LA POTTER OCULTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora