Veinte segundos

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La playa oscura, el agua negra y el miedo pululando en cada gota de oxígeno que inhalaba.

Conocía bien ese mundo, y conocía aún mejor esa sensación: la del vacío que se desploma y la traga hasta casi fundirla con lo más hondo, con lo más profundo, con aquello que es tan oscuro que no se puede ver ni tocar.

Inspiró hondo. Los pulmones le pesaban y tenía la sensación de que el mundo entero quería apoyarse en sus hombros. Sin embargo, sabía que estaba sola. Casi del todo sola.

No corría el aire, y aun así sintió su piel erizarse bajo la tela del uniforme del instituto.

—¿Gatomon? —murmuró.

Las olas suaves contra la arena fueron las únicas que le respondieron.

—¿Hermano?

Esta vez creyó oír pisadas en la arena.

—¿TK?

Nada.









Sombra&Luz

Ciento cuarenta minutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora