•Estabamos con los chicos; Emilia, Lautaro, Martín, María, Thomas, Enzo, y Mauro.
Nos habíamos puesto a jugar a las escondidas. Sí, con entre 20 y 24 años nos pusimos a jugar a las escondidas. Pero bueno.
–¡Yo cuento! –Dijo Martín, emocionado por contar, a lo que todos accedimos y nos fuimos alejando para escondernos.
–Contá hasta 30, y no hagas trampa pendejo de miércoles.–Le dijo la Mari.
•Yo me fui corriendo a un armario donde guardamos comida(Galletitas, café, comida que no va dentro de la heladera), que estaba estaba en la cocina. Entre y cerré la puerta intentando no hacer ruido. Era un espacio pequeño(como 2x1 metro(s), y oscuro, el temor para todo claustrofóbico, y sabía perfectamente que Martín no vendría porque lo es, aunque, abriendo la puerta, podría ver perfectamente adentro.
Cuando entre, me di vuelta para cerrar la puerta, y cuando lo hice, sentí algo a mí lado, gire la cabeza y vi a Mauro, no estábamos ni muy cerca, ni muy lejos, a unos simples 45 cm.
–¿Eh..? ¿Mauro? ¿Qué haces acá?–Le dije confundido, era obvio el porqué estaba él ahí, ¿no?
–Lo mismo que vos, esconderme.–Me dijo medio bajito y queriendo no reírse.
–Ah, mal, me había olvidado.–Dije bajito, y nervioso, estabamos muy cerca... y porque también de seguro Martín ya había terminado de contar.–Pero boludo, no entramos ambos acá; es muy chiquito el espacio, ¿no te parece?–Dije, y razón no me falta.
–Y sí vo', es un poco muy chiquito, no entramos para cojer... jodaaa.–Dijo, y empezó a reír, y yo le tapé la boca, no quería que por SU culpa, nos encontrara a ambos.–Dale gato, no te enojes, no lo dije fuerte.–Dijo pero ahora en un tono más bajito.
–Bueno, ya.–Dije nervioso, o sea, seamos sinceros, Mauro es hermoso, ¿a quién no le gustaría? Porque él ya me enamoro, y hace años. Pero no me atrevo a decircelo, es mi mejor amigo, aunque nos tratemos como algo más, me da miedo arruinar nuestra amistad.
Nos quedamos en un silencio.... ¿cómodo? No lo sé realmente, pero incómodo no era el momento. Lo que sí era incómodo, era como estabamos. Estuvimos cómo unos 15 minutos parados, no dabamos más, y no nos ibamos a arriesgar a perder, somos egocéntricos, y muy, y mis ganas de comerle la boca a besos no terminaba más, y creo que él empezaba a notar mis ganas de hacerlo.
–Tiago, ¿estás bien? Esque miras mucho mis labios...–Dijo sin más, yo me puse MUY nervioso.
–¿Ah? Eh, sí, estoy bien, ehm... no, yo no estoy viendo tus labios...–Para nada se notaba que estaba nervioso, y mis ganas de decirle "Mauro, comeme toda la boca hasta que no podamos respirar, POR FAVOR." eran increibles.
–¿Seguro?–Dijo acercandose un poco... mucho, más cerca de lo que ya estabamos.–Esque te veo muy nervioso, y muy discreto no sos, hasta en 40 kilómetros se notan tus ganas de chaparme.–Ok, no podía estar más nervioso.
–Ahm... sí, bueno...–No me dejó terminar. Dios escuchó mis suplicas, me agarró de la cadera y me empezó a besar, muy bien besa él.
Él me beso muy apasionadamente, como si él también me tuviera ganas, y empezo a hacer un juego de lenguas, me sonrojé mucho, y pasé mis brazos por sus hombros llevando mis manos a su cabello, enrredando mis dedos en él y despeinandolo, apegandonos más y haciendo el beso más intenso. Nos separamos y dejamos un hilo de saliva entre bocas.
Nos quedamos mirando fijamente entre nosotros, sin que nos interrumpan, hasta segundos después, que el estúpido de Tobar abrió la puerta para vaya a saber Dios qué, y nos vio. Nos separamos lo más rápido posible, nerviosos y sonrojados.
–¡Acá están, Martín!–Dijo Thomas, nervioso. Pero bueno, al menos ganamos.
Mauro y yo salimos del almacén y fuimos al living con todos, estabamos nerviosos... y despeinados.
–¿Y ustedes por qué están así?–Preguntó Emi, en tono coqueto.
–Y bueno, si no había espacio en el almacén para ambos, y nos cagamo' a ñapis.–Respondió Mauro, de lo más normal.
–Mmh... sí, claro.–Dijo Lautaro, pendejo desacatado.–¿Entonces por qué parece que estan con respiración agitada, estan despeinados y medio rojos?–Pendejo hijo de la gran... con amor.
–...– Mauro no respondió, simplemente, se dió media vuelta y fue a la cocina por un vaso de agua.
Lautaro me miro a mí, con mirada de "contá todo".
–¿Qué tanto me miras? ¿Me confezaras tu amor hacía mí?–Le dije para después reír.–Posta, ¿qué me miras gato?–
–¿Y? ¿No vas a decir nada de lo que pasó?–Dijo esta vez Enzo, otro pendejo.
–Ehm... yo... él... ¿me besó...?–Dije con nervios al 100... mala idea...
0,1 segundos después, se escuchaban gritos por toda la casa, por parte de Emilia, Enzo, María, Martín, Lautaro y Thomas, ellos siempre nos 'shipeaban' con Maro.
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one shots 37
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¡ O N E - S H O T S ! Litiago-Tialit.
Humor•Esta es una "Historia", bueno, no es una historia. Realmente son One Shots de el ship "Litiago" o "Tialit". Este ship complementado por dos famosos argentinos, Mauro Román Monzón y Tiago Uriel Pacheco, o más conocidos como "LIT Killah" y "Tiago PZK...