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Capitulo 3

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Capitulo 3

Ella era un poquito mandona y espontánea. El era un poco convencional pero le gustaba no tener un plan que seguir.

Algo era seguro, el mar cura todo mal que el hombre da. A ella le encantaba el aroma a Mar y este mismo, a él, le gustaba verla sonreír aún cuando no ocurría muy a menudo. Y ninguno de los dos podía vivir sin aquellos que llamaron familia.

Todo comenzó por una noche que involucraba a dos amigos ebrios, en un mismo restaurante, sin —no al menos notoriamente— tener relación entre los grupos de amigos, es común pensar que sus caminos se separarían ahí.

— Estabas demasiado ebria. —le aseguró la de pelo rizado a Maya. La mencionada sólo tomó la bolsa de tela con hielo y se la colocó en el estómago. —No deberías beber de esa manera, si sabes que te jode el intestino.

Anotado para la próxima.

La castaña se quejó mientras mantenía sus ojos cerrados, provocando que el perro de su amiga, Wooky, saliera corriendo hacia la habitación del baño para dormir. Juls retuvo una risita al percatarse de la acción de su mascota. Lo único que podía pensar la pecosa era una sola cosa, que su hermano no la viera de esa manera o, en lo último que acabaría ese día sería en un charla demasiado hipócrita para ambos. El se esmeraba en mantenerla a salvo. Ella lo protegía ante cualquier cosa.

— Solo... -resopló la castaña sin abrir los ojos. Juls escuchó desde la cocina —Solo no dejes que Jaiden se entere.

La morena miro con el ceño fruncido a la castaña. Aquello no le gustaba para nada y su expresión en su rostro era prueba suficiente de aquello que pasaba por su cabeza. Ante el silencio que decidió extender, Maya abrió lentamente los ojos y se incorporó en el sofá mirando hacia donde se encontraba la morena.

— ¿Juls?

La mencionada la miro con seriedad.

—Juls. — suavizo su voz al notar como la observaba su amiga.

—Sabes de ante mando, que odio mentirle a Jaiden sobre donde estas. —habló con firmeza.

—Lo sé pero...

—Además, ya me ha llamado antes de que despertaras, y le he dicho que estabas aquí, por que al parecer, tu abuela se ha negado en decirle donde estabas. —dijo con rapidez soltando una risita nerviosa, lo que provocó que la recién levantada tardara en entender lo que estaba diciendo su amiga.

Cuando Maya pareció entender lo que había salido de los labios de la pelo rizado, maldijo para sus adentros, algo inaudible para Juls, para despues, dejarse caer al sofá. Paso sus manos por su rostro y dejo, con algo de molestia, la pequeña bolsa con hielos en la mesa justo frente de donde estaba, se intento poner de pie tambaleándose un poco, ante esto, la morena la miro intentando caminar hacia a ella, algo que corto de inmediato la castaña levantando la mano en señal de alto, mientras en voz baja repetía un estoy bien. Juls sabia que no, pero forzar que alguien te diga como se siente al respecto de algo, no lo hará sentir libre, lo hará sentir con una estúpida carga.

Por una ola [PROCESS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora