Capítulo VI: "La tragedia de Taylor Evans"

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El dúo había disfrutado de un almuerzo pacífico, comprobando la pelirroja que tanto Cate como Venable continuarían trabajando en la Universidad, debido a su ausencia en la mesa de profesores. Sin embargo, notó cómo la secretaria de la directora del internado charlaba animadamente y hasta con cierta coquetería con una pelirroja mujer, que con la mirada se la comía y aún así, vigilaba su entorno cuidadosamente. Hasta topándose con la mirada de Belle, provocando que la misma se concentrara rápidamente en su amiga.

—No mires, ¿pero quién es la pelirroja que está hablando con O'Sullivan? —indagó Belle mientras ambas se paraban, provocando que Taylor se girara con poca discreción.—¡Te dije que no miraras!

Susurró en queja provocando que la castaña riera y se avergonzara, por casi ser cachada.

—Ella es profesora en la Universidad y subdirectora del internado, cuando no está Miss Venable, ella queda a cargo.—relató la francesa, tomando ambas bandejas, una encima de la otra—. Según lo que se dice, la señora Moore es antigua amiga de la señora Goode, madre de las mellizas Venable's.

Las mejillas de White se ruborizaron ligeramente al recordar cómo Cordelia las había atrapado en aquel tenuemente iluminado lugar. Si ella no hubiera interrumpido, su mano tendría mayor registro de aquel precioso rostro.

—¿Cómo sabes todo eso?
—Uno aprende mucho en dos años.

Se burló Taylor dejando ambas bandejas sobre una mesa, donde las limpiadoras estaban llevándolas hacia la cocina y finalmente ambas salieron de aquel gran comedor. Debido a que no tenían clases durante la tarde, la castaña había decidido enseñarle los terrenos a la pelirroja, con el propósito de también llevarla a su lugar secreto y contarle la historia que le había prometido, a pesar de que la misma la supiera con exactitud solamente Caroline y Alaric. Había algo en la estadounidense que le generaba una ciega confianza a la europea; tal vez eran aquellas orejas rojas cuando tenía vergüenza o que estaba tan rota como ella. No lo sabía, pero tampoco un amor platónico estaba generando; era, simplemente, una especial conexión que parecía estar forjándose.

—¿Has cruzado más allá del hilo rojo?

Preguntó la americana con la mirada perdida en la frondosidad del bosque, Taylor tragó saliva y negó, repetitivas veces.

—Se ha corrido el rumor que hacen rituales. Honestamente, soy valiente, pero no idiota.—una risa soltó y Belle le acompañó, negando con su cabeza, pero con intriga en su mirar—. Un par de chicas fueron y supuestamente desaparecieron, yo tengo la teoría de que Miss Venable las encontró y las expulsó esa misma noche. O tal vez, simplemente las asesinó y el bosque se encargó de comerse sus cuerpos.

Belle alzó con incredulidad una de sus cejas, ladeando la cabeza, dedicándole una obvia mirada. Wilhemina podía ser muchas cosas cargadas de crueldad, pero no había instinto asesino en aquella mirada café. O tal vez, no estaba destinado tal brillo para ella.

—Quiero llevarte a un lugar, a mi espacio. Habitualmente cuando estoy triste o quiero pensar, leer tranquila, voy ahí.
—Gracias, Tay.

Agradeció, sabiendo que compartir aquel tipo de cosas era importante, principalmente por la confianza depositada. No a cualquiera se le enseñaba el lugar secreto donde las penas se ahogaban y la paz se encontraba. Caminaron silenciosamente, siendo sus mejillas acariciadas por la brisa, casi entrecerrando sus párpados ante el poderoso brillo del sol, que se reflejaba majestuosamente en el lago, donde algunos patos nadaban juguetona y pacíficamente. Belle observó embelesada el lugar, tomando una bocanada de aire, llenando sus pulmones de aquella pureza.

Al llegar a un claro donde se encontraba un viejo árbol, frente al largo, Evans jaló de la mano de su nueva amiga para así ubicarse frente al árbol.

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