De camino a la propiedad Loughty Rymer, tanto Leticia como Leandra, se enfocaron en hablar maravillas de Benjamín Moon, desde su educación hasta su belleza y caballerosidad, evidenciando su fascinación por el muchacho, exceptuando a la adolescente, quien todavía trataba de asimilar lo que había acontecido entre ella y Benjamín.
Cuando el Porsche de Leandra arribó en su destino, ella retuvo a la adolescente en la entrada principal del hogar.
- ¿Qué? Tengo cosas que hacer –fingió Candelaria, quien tenía una mano en su cuello, ocultando los 3 chupones que le había conferido su adversario.
- ¿Qué pasó allá adentro, picarona? –inquirió Leandra con una sonrisa traviesa.
- No sé de qué hablas –mintió Candelaria.
- En el vestidor, Cande.
- Nada –dijo, reanudando su andar, el cual fue suspendido cuando Leandra le separó la mano que ella guardaba entre uno de sus hombros y su cráneo.
- ¡¿Chupones?! Wuao, Cande, me sorprendes.
- Cállate, Leandra, van a oírte –manifestó nerviosa, mientras observaba la puerta de su casa.
- Cande, que emoción. Vanesa no me dejó ayudarla con su primera relación sexual, pero toma –y, Leandra sacó algo de su bolso y se lo dio a su hermana -, para que lo uses mañana. Si él te dice que no se va a poner el condón, entonces no. No quiero una hermana embarazada a los 17 años.
- ¡¿Pero, cómo se te ocurre?! Yo no voy a hacer nada con él y, no me des eso Leandra. Yo no quiero un condón.
- Cande, debes protegerte. Sí, es más delicioso si no lo usas, pero es más seguro, así que no te dejes influenciar.
- Leandra, cállate –mandó Candelaria, fijándose de que ninguno de sus parientes estuviese por esa área -. Yo no me voy a entregar a nadie, ¡Dios santo! –declaró Candelaria, agarrando el condón y, tratando de ingresar a su vivienda.
- Cande, hermanita, tienes que ocultar los chupones. Usa maquillaje o una bufanda –agregó entre risas -. Sí, una bufanda para ver qué te va a decir papá –y, Candelaria la miró mal -. Usa la base, el corrector, polvo, por ahora.
- Leandra ¿y, mañana? Las personas me van a ver raro –mencionó ella muy preocupada.
- No te angusties, Cande. Mañana arreglamos eso con los maquilladores -alegó, entrando a la vivienda.
Candelaria bufó y, dijo:
- Benjamín Moon, te odio, de verdad te odio.
Al día siguiente, todas las integrantes femeninas del Perfect Team se fueron a preparar en la vivienda Loughty Rymer. Dicha casa parecía un caos total entre las mujeres que estaban discutiendo, los estilistas que corrían de un lado al otro, la niña de dos años que agarraba el maquillaje y, mordía a los maquilladores porque le arrebataban los productos, los accesorios que casualmente se perdían los días de una reunión social, o sea, un completo desastre.
- ¡Jareth, está pendiente de Keira! –gritó Leandra desde la sala de estar.
- Suegro, no podemos trabajar así –expresó Jareth, quien se encontraba en el despacho de Onur.
- ¿Por qué siempre es lo mismo con ellas? –bramó Alessandro.
- Las damas de nuestra familia no son fáciles –comentó Onur, cerrando su portátil.
- ¡Jareth, la niñera no está aquí y, yo estoy ocupada! –aulló Leandra.
Onur agarró su billetera y, le expresó a su yerno e hijo:
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Por ti aprendí a odiarme
Fiksi Remaja¿Qué pasaría si el game over está escrito al inicio de la partida? Una guerra. Dos contrincantes. Candelaria Loughty, una chica perseverante que, pese a los obstáculos diarios, rendirse no es su opción. Benjamín Moon, un chico capaz de doblegar a to...