—¿A dónde vas? —Robin jadea y lo mira apartarse. Camilo abre un cajón y saca algo, sostiene dos cosas en la mano. Después se acerca y se para a un lado de la cama, trae una tira de condones saborizados, mira a Robin y se los suelta sobre el pecho. Él mueve las manos queriéndolos sostener en el aire, pero no puede, los agarra cuando ya tocan su piel.
—¿Qué? ¿Querés que te lo chupe?
—¿Querés chupármelo? Es tu decisión.
—Sí que quiero —Y dice en tono más bajo—. Imbécil.
—Elegí el sabor.
Robin mira que son de diferentes sabores, ve de frutilla, ese le parece un asco, sigue viendo y encuentra uno que le gusta. Lo abre.
—¿No te enoja?
—¿Eh? —No es una pregunta, Camilo piensa: «¿En serio piensa que me hace enojar? No soy tan agresivo, ¿o lo soy?»
—Que no me guste el semen.
Camilo se ríe y en sus ojos las patas de gallo que se le marcan le suman atractivo, Robin lo mira y aprieta los dientes, le quiere borrar la risa de un golpe, pero también se está excitando solo con verlo reír así, se lame el labio superior.
Y Camilo dice: —Callate, no a todos les tiene que gustar lo mismo. Chupalo y callate ¿querés?
Se mantiene de pie y Robin se tira de la cama, queda de rodillas delante de la erección goteante, abre el condón y mira para arriba, Camilo lo mira atentamente, quiere ver esa boca bien, ver cómo se lo come y lo disfruta.
Robin le pone el condón y se lo hace. Se lo chupa mientras lo saborea. Camilo se pone algo sumiso mientras recibe sus succiones, gime y se queja diciendo algunas palabras halagadoras, que hacen a Robin quererlo coger tanto como se lo hizo a él. Lo quiere poseer hasta dejarlo sin poder caminar. Pero no le va a ser tan fácil, porque después de correrse, Camilo está que explota otra vez, desea hundirse en Robin tanto como quiera.
—Te portaste bien, ganaste que te coja de nuevo.
—¿Gané decís? ¿No querés ganar vos? Podemos... invertir posiciones.
—No. Tirate a la cama —Camilo lo sostiene del pelo y lo empuja. Le sostiene las manos y lo da vuelta, lo deja de cara a la almohada sin dejarlo quejarse.
Y sosteniéndole las muñecas, ambos forcejean.
—¿Qué haces? —Robin mueve las manos.
—Te ato. Antes no dijiste nada, que te pasa ahora, estás de insolente de nuevo, dejame que te lo meta y te vas a olvidar de ser así...
—Pfff, no me voy a olvidar de llevarte la contraria. ¡Idiota! Viejo idi... —La boca de Robin se ve llena con dos dedos de repente, y bueno, sus argumentos pierden fuerza, se entrega y empieza a chuparlos. Camilo le sostiene ambas muñecas con solo una mano. Lo ata con una cuerda suave, creada para ese fin, atar personas. Se frota el pene alzándolo y se saca el condón, busca ese agujero que desea y se mete en Robin sin esperar. Él quiere llevarle la contraria un poco más, pero al sentir esa verga adentro olvida todo. Pero igual dice algo para que lo monte con más furia.
—No la tenés tan grande, casi no...
—¿Qué? —Camilo se deja de mover y espera.
—Eso... Ah —dice y jadea recibiendo el embiste duro de Camilo—. No la siento.
Lo sostiene del pelo y tira de él: —¿Qué dijiste?
—Tuve más grandes adentro —Miente Robin y sonríe de lado cuando Camilo lo penetra con más rabia una y otra vez. Él le gime recibiéndolo y repite que no lo siente tanto, todo para que Camilo se ponga más furioso.
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Pimienta y Canela [BL] (COMPLETA)
Short StoryRobin tiene 23 años, su carácter es detestable, viste mal y siempre dice lo que piensa. Va casi obligado a una discoteca y cuando se escabulle para volver a su tranquilo apartamento a dormir, derrama su bebida sobre la camisa del hombre más peligros...