Los Que Son Como Nosotros

4. Isabel.

Era la primera vez que Isabel había tenido tantas dudas. Llevaba dos horas dando vueltas en torno a su urbanización, con la esperanza de que los policías que había delante del apartamento de su madre se marchasen. Sabía que tendría que vivir con su padre hasta cumplir la mayoría de edad, y para eso aún quedaban un par de meses. A lo mejor Freddie la dejaría dormir en su casa un par de semanas hasta encontrar  trabajo o algo. No era eso lo que la preocupaba. Ahora mismo, era vital que los investigadores no se fijasen en los cuadernos de anillos amontonados debajo del sofá. La impaciencia la estaba matando. No era propio de ella. Enfadada con su propia actitud, volvió sobre sus pasos, obstinada, e ignorando el montón de personas frente a su portal, entró.

No recordaba muy bien que les había dicho, pero había conseguido sacarlos de casa. La mayoría la miraban con pena. En fin. Comprobando que realmente estaba sola, se paseó por todas las habitaciones. De alguna forma, todas parecían diferentes. Estaba acostumbrada a estar sola en casa, pero su madre siempre volvía en algún punto. Esta vez no va a ser así. Odiaba estar tan segura. Se sentó en el sofá, y armándose de valor, tanteó debajo de él. Su mano dio con ellos de inmediato. Los colocó a su lado y tomó uno a voleo. Esta iba a ser la segunda vez que leyese los diarios de su hermano. Earl Potts.

Se llevaban poco más de dos años entre ellos. El tendría diecinueve ahora.

Ya había confirmado sus sospechas, a pesar de que una parte de ella deseaba que no fuese cierto. El tatuaje que describía Earl coincidía perfectamente con el de Vivianne. El apodo, y la descripción física podían ser una coincidencia, pero la reacción que había tenido ella a la mención del postre favorito de su hermano, y una vez más, el tatuaje... Era tan claro que resultaba casi imposible de creer.

12 de Noviembre.

He hablado con mamá por teléfono hoy. Sigue tan estresada como siempre, la verdad. Aún así noto que se preocupa mucho por mí. Creo que sabe lo poco que hablamos papá y yo. Las clases han ido como siempre.

Hoy he vuelto a encontrarme a la chica del parque. Quise preguntarle su nombre, pero me acobardé en el último momento.

El psiquiatra me ha reducido las pastillas a cambio de incrementar terapia. No me encuentro mal últimamente, dentro de lo que cabe. No lo sé.

Ayer terminé un libro que me gustó bastante. Lo doy 4 estrellas de 5. Era semi-autobiográfico. Ha sido entretenido adivinar que partes eran ficción y cuáles le habían pasado al autor en realidad. A lo mejor el libro es todo ficción y lo único real es el final. Creo que si en un futuro escribo un libro, será de este estilo. Y tendrás que adivinar cuál es la verdad.

17 de Noviembre.

No he escrito los últimos días porque no tenía nada interesante que decir. Bueno, hasta hoy, que ha venido mama a visitar, y se ha traído a Isabel. Ha sido un poco incómodo, la verdad. Desde que se divorciaron nuestros padres no hemos pasado mucho tiempo juntos. Aún así, me alegro porque parece que le va bien.

Ahora que han pasado unos días, el libro sí que me ha dejado como un regusto amargo, y se ha visto reflejado en mis poemas.

18 de  Noviembre.

He vuelto a ver a la chica. Parece venir muy a menudo a este parque. Creo que lleva lentillas. La gente no tiene los ojos del amarillo que los tiene ella. Le he dicho hola. Creo que tiene más o menos mi misma edad.

19 de  Noviembre

VIV ME HA DICHO QUE LA LLAME VIV HOY HEMOS HABLADO. Le he enseñado los libros que me llevo a leer al parque y le han gustado. Al principio estaba callada, la verdad, pero luego hemos empezado a hablar sin parar. Le he preguntado si mañana viene al parque y ha dicho que sí. Me acabo de dar cuenta de que a veces sueno infantil por escrito. Creo que es porque esto es un diario privado. Sobre como soy yo por dentro. Y todos somos un poco niños por dentro.

20. Noviembre.

Se ha traído un libro esta vez ella también. Hemos leído sentados en los columpios en silencio. Creo que este a sido uno de mis días favoritos. Hoy llevaba el pelo negro recogido, y he visto que tiene un tatuaje en la nuca. La próxima vez le preguntaré sobre él.

También me ha llamado mamá, pero no hemos hablado de nada importante. Me ha dicho que parezco algo distraído.

21. Noviembre.

Le he propuesto jugar a las 10 preguntas, y así preguntar sobre el tatuaje. Ella me ha preguntado sobre mi familia. No quiero decirle nada. No es interesante. No quiero hablarle a la chica más guapa que he visto en toda mi vida sobre como mis padres se han divorciado, eso ya se lo digo a mi psicólogo. Quiero hablarle de poemas. Quiero escribirle un poema. Es tan maravillosa que podría compararla con todos los elementos de la naturaleza y hacer paralelismos con todas las diosas del Olimpo, y me quedaría corto.

Pensándolo bien, me siento algo culpable porque ella ha respondido a mis preguntas, y yo no tanto. Y eso que yo propuse esto en primer lugar. Para compensárselo, me parece apropiado traerle un trozo de mi tarta favorita mañana.

22. Hoy no ha venido.

23. Su hermana pequeña ayer no se encontraba muy bien ayer y por eso no vino. Hoy no había traído tarta al parque, pero para animarla un poco le propuse ir a la pastelería y comer allí. Aceptó:)

Hemos comido bizcocho de zanahoria, y pedimos un montón de veces. Creo que les hemos caído bien a las camareras, porque nos señalaban y sonreían cuchicheando. Esto no es una cita. Algún día, un día mejor, la llevaré a una cita de verdad. Nunca he contado que tatuaje tiene. No sé como describirlo. No lo llamaría bonito, y tampoco creo que tenga un significado feliz. Es una máscara sombreada, pero la máscara no es como las del teatro. No está ni triste ni sonriente. Es como si lo que ocultase la máscara es algo diferente. Viv no me ha explicado el tatuaje. Solo me lo ha enseñado. Viv tiene algo diferente a los demás, y me di cuenta desde el primer día. Por eso me interesé en ella. Ya no estoy tan seguro, de que sea algo bueno. Quiero pedirle explicaciones sobre algunas cosas, pero teniendo en cuenta que yo tampoco le he revelado, prácticamente nada de mí, no creo que tenga derecho. Siento que es la persona más cercana a mí, pero también una perfecta desconocida. 

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