Inocente | tsukkiyama

Extra 2

Nueve meses después de aquella noche de descontrol, venganza y sexo, nació el pequeño Tsukishima Shotaro.

¿Fue algo inesperado? Realmente no.

¿Fue planeado? Tampoco, pero la noticia más que mala, fue lo mejor que les hubiera pasado en la vida a Kei y Tadashi.

—Felicidades, Yamaguchi tienes tres semanas de embarazo.

Ambos habían quedado perplejos con la noticia -que, entes de ir con el médico, ellos ya estaban mentalizados con un resultado positivo, pero aún así fue muy sorpresivo, tanto, que Tadashi ya estaba regando unas cuantas lágrimas-.

—¿D-de verdad seremos padres? —Kei estaba temblando de la emoción, dejando unas cuantas caricias en la espalda del pecoso y viendo fijamente al doctor.

—No tendría motivos por los cuales mentirles —Tadashi solloza con un poco más de fuerza, viendo con sus ojos cristalizados a Kei.

Kei de pronto toma a su novio en un efusivo abrazo, solo pensando que tendría un hijo con el amor de su vida.

El embarazo de Tadashi los animó a muchas cosas, por ejemplo: a tomar -por fin- aquel gran paso de vivir juntos -formalmente, que, aunque Tadashi se pasaba la mayoría de su día ahí con el rubio, aún no habían formalizado aquella unión-; otro paso importante para sus vidas fue el casarse -porque a palabras del rubio, él no quería concebir a su bebé fuera del matrimonio-.

A Tadashi le pareció un poco tonta la petición del rubio, pero aún así terminó aceptando, porque también le emocionaba la idea de casarse con el amor de su vida, para después, tener a su bebé.

Toda su travesía de nueve meses fue como una montaña rusa, pues el planear una boda y tener un embarazo saludable es agotador; más para Kei -quien no era el embarazado-, que para el mismo Tadashi.

¿Por qué? Bueno, digamos que Tadashi es como un lindo niño caprichoso -consecuencia de que Kei siempre le consentía todo lo que quería, pero no se quejaba, porque ama cuando Tadashi le ruega un poco para conseguir lo que quiere-.

Pero volviendo al tema principal; Tadashi es un hombre de veinticuatro años que es muy caprichoso y está embarazado. Un embarazado muy caprichoso. Kei batalló desde principio a fin con todo; con los arreglos para la boda, siendo la búsqueda del salón, las invitaciones, la cena, la música y un traje para Tadashi que no lo hiciera ver gordo -porque, para ese entonces, Tadashi ya tenía sus crisis existenciales de que era un gordo por el embarazo-.

—Pero Tsukki, es que sí me gusta... ¡Pero me hace ver muy gordo! —el séptimo traje que se probaba y el séptimo que amaba con su alma, pero pasó lo mismo que con los anteriores: le hacían ver gordo.

—Amor, te juro que de verdad te queda muy bien. No te ves gordo como tú crees, solo resalta tu linda pancita.

Kei le regaló una linda sonrisa, una muy sincera y reluciente, porque en verdad no mentía, Tadashi se veía como un ser celestial con aquel traje blanco; hermoso y brillante. Tadashi quiso llorar por el sentimiento que le provocó su próximo esposo con aquellas palabras.