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¿Alguna vez les tocó vivir algo emocionante en su vida, pero tienen que esperar cierto límite de tiempo para que esto ocurra?

Como un regalo, una fiesta, incluso un cumpleaños.

Bueno, ese sentimiento era el que Jungwon tenía en ese momento mientras balanceaba sus pies debajo de la mesa, rogándole el reloj que fuera más rápido para poder salir lo antes posible e irse con Heeseung.

Ya lo tenía todo planeado, incluso había colocado algo de maquillaje, aunque solo era una cita el pequeño protagonista sentía que se iba a casar.

—Cinco minutos— murmuró Ni-ki a su lado mientras miraba al reloj, sintiendo la frustración de Jungwon que era tan visible.

—¡Ya lo sé, no me lo repitas!— grito en voz baja dándole un golpe en la cabeza a su amigo, aunque no le hizo demasiado daño por la poca fuerza del pequeño.

Cuatro minutos, oh dios, había quedado con Heeseung en que este lo recogería en su salón, esperaba que se acordara de él.

Tres.

Dos.

Dos y medio.

Dos y un cuarto.

Uno y cinco octavos.

Uno y un quinto.

Bueno, ya.

—¡FELIZ AÑO NUEVO!— gritó cuando el reloj marcó su salida, asustando a sus compañeros de paso, pero mucho no le importaba en ese momento.

—Suerte—. murmuró Ni-ki antes de abandonar el salón como el resto, dejándolo solo, para que este esperase a Jungwon.

Decir que aquellos minutos fueron eternos para el pequeño Yang Jungwon no era una exageración.

Menos cuando ya habían pasado 20 minutos y su lindo crush no había llegado.

Suspiró cansado con el sonido del reloj de fondo, sintiendo que quizá Heeseung lo había olvidado. Pero la puerta fue rápidamente golpeada y abierta de sopetón, asustandolo.

Pero realmente no era de gran importancia su susto cuando su lindo sol apareció riendo mientras hablaba con otra persona.

—¡Lo siento por tardar!— casí grito Seung mientras entraba al aula junto a otra chica de la que Jungwon desconocía—. Lía me pidió ayuda con algo.

Ahí había alguien sintiendo envidia por Ryujin y Jungwon no iba a decir que es él.

—Igualmente no esperaba demasiado de ti—. Escupió con una molestia usual (provocada por la simple existencia de Seung) mientras se ponía de pie, sintiéndose algo humillado por que su altura era más baja que la de aquella chica llamada Lía—. ¿Ya nos vamos a ir?

—Supongo que si—. Dijo finalmente, y la chica se despidió dándole un beso en la mejilla que hizo al más pequeño enojar.

Jungwon quería explicarle el porque aquél chico era su novio sin que el lo supiera, y que no debía meterse con su bonito sol o se metería en serios problemas con aquél adolescente de apenas 1.60.

Lo normal.

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La institución gracias a la hora que era, ya se encontraba bastante vacía, con apenas unos cuantos alumnos y maestros caminando por los pasillos.

—¿A donde quieres ir?— preguntó Heeseung con esa sonrisa hermosamente molesta.

—Si—. Respondió sin pensar, teniendo un pequeño shock al darse cuenta de lo que había dicho.

No se consideraba alguien listo, pero esta vez si se había superado.

—¿Qué?—. Preguntó el más alto entre risas.

—¡Espera! Si quiera déjame procesarlo.

Actualización urgente, por favor no apague el equipo.

—¿Procesar el qué? ¿A donde vamos a ir?

20% completado.

—¿Jungwon?

50% completado.

—¿Holaaa? ¿Tierra llamando a Jungwon?

Fallo en el sistema.

—maldita sea—. murmuró, no era la primera vez que pasaba—. Vamos por un helado.

—¿Okay?— Heeseung lucía más que feliz y riendo con todo el pequeño teatro que armaba Jungwon, aunque no era capaz de comprenderlo.

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—¿De qué sabor lo quieres?— preguntó mientras veían aquella vitrina llena de diferentes sabores y colores.

—Cualquiera que no sea tu favorito.

—¿Tienes algo en contra mía?— dijo Heeseung con un puchero realmente forzado, derritiendo el corazón de Jungwon, pero su pequeño ceño fruncido no desapareció.

—Solo quiero disfrutar mi helado en paz, ¡Deja de quejarte!— Alargó las sílabas de la última palabra.

—Awww, ¿Es tu hermanito?— cuestionó una tercera voz femenina, proveniente de la chica que atendía el lugar—. Tengo una promoción para-

—¡No somos hermanos! ¡Para su información tengo 16 años y Heeseung solo me gana por meses! Su pequeño escándalo realmente era digno para un hermanito menor.

—Oh, entonces... ¿Qué van a ordenar?— la chica ahora lucía más avergonzada que nada.

—Yo quiero uno de menta con chocolate y-

—Pésimos gustos, quiero uno de fresa—. respondió Jungwon, colocando sus manos al rededor de la cintura mientras esperaba.

—Pues entonces el tuyo es demasiado básico—. Heeseung rió al ver la expresión dramática de Jungwon.

—¡Ni se te ocurra volver a hablarme!— cruzó sus brazos sobre su pecho, dirigiendose a una de las mesas más cercanas, escogiendo específicamente la silla que le daba la espalda a Heeseung.

Tras unos minutos en ese pequeño berrinche dramático, comenzó a preocuparse de que quizá si se había pasado.

—Heeseung yo-

—Aquí esta tu helado, Won—. Interrumpió Heeseung a su espalda, dejando ambos vasos en la mesa, y más que aproposito abrazando al más pequeño por detrás.

Jungwon se quedó en shock por un momento, pero tras reaccionar cubrió su pequeño rostro con sus lindas manitas.

— ¡N-no vuelvas a hacer eso!

—Lo tomaré como un si.

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