🍂🌸Yo, tu otoño. Tú... mi primavera🌸🍂

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Yan WuShi era el hombre más codiciado por donceles y hermosas mujeres desde que tenía memoria.

Estaba harto de todas las personas que se metían y opinaban de su vida personal. Asegurando que tener una pareja ayudaría a la imagen de la empresa. Logrando que todo su personal dejara de verlo como un tirano... como si le importara lo que pensaran los demás de él.

¿Buscar alguien con quién tener una relación formal? ¿Cómo? Todas las personas que se acercaban a él eran insulsas y poco atractivas a sus ojos. Como si nadie estuviera a la altura para estar a su lado.

Sin mencionar que el hombre era un completo cínico en cuestiones del amor. Montones de amantes habían pasado por su cama y ninguna de esas aventuras logró cazarlo. Tenía fama de promiscuo y bueno en la cama o eso decían los rumores esparcidos por las personas que compartieron alguna tórrida noche con él.

Para un hombre que estaba entrando a la mediana edad tener pareja a esas alturas era completamente ridículo. Entonces ¿Por qué absurda razón aceptó la cita que había preparado su amigo ? ¿Quién dijo que era?... ah, su protegido. Seguro otro chico desesperado por ganar dinero fácil... no, su amigo no sería capaz de citarlo con cualquiera.

A regañadientes se arregló, no era como que necesitara mucho ya que ni las hebras plateadas que decoraban su oscuro cabello disminuían su belleza. Al contrario, resaltaban sus varoniles y duras facciones. Un traje oscuro hecho a la medida y se volvía el hombre perfecto del mundo.

Una mueca surcó sus labios ante la ironía de sentirse como un adolescente en su primera cita, ni siquiera en su juventud sintió tal emoción. Tal vez sea por eso, nunca tuvo esa adrenalina de las citas a ciegas. En fin, solo quería ver con qué clase de bicho raro lo querían emparejar.

Tenía un plan en caso de que la persona no fuera de su agrado:

1. Sería cortés.

2. Le rechazaría con el mayor tacto posible.

3. Saldría del lugar sin ningún tipo de culpa.

Lo ultimo que quería era evitarse problemas o malos entendidos con Qi Fengge, estaba seguro que este le haría un drama o en peor de los casos terminarían golpeándose dejando a su amigo como ganador... como siempre.

Por otro lado, se encontraba un joven de rasgos suaves cuestionándose ¿Cómo era que el hombre que le protegió durante años recordaba las palabras de un adolescente? Mentiría si dijera que no le avergonzaba, al cumplir la mayoría de edad se había ido a estudiar al extranjero... no era que estuviera escapando de él, además estaba seguro que ese hombre no lo recordaba y mucho menos recordaría las palabras de un chiquillo que quedó deslumbrado por él.

Se suponía que debería estar dolido por la infidelidad de su novio, se sentía tonto por haberse tragado las mentiras de YuAi. El día que volvió a china llegó al departamento que compartía con él... para encontrarlo en la cama con alguien más ¿Quién lo necesitaba? Lo había traicionado lo que demostraba que jamás tuvo sentimientos reales por él. Pero ¿Era normal no sentirse mal por eso?

Más sin en cambio se sentía un poco nervioso, ¿por qué razón el hombre al que consideraba un padre había concretado una cita a ciegas? Si es que a eso se le podía considerar a ciegas, sabía perfectamente a quien vería después de muchos años. Ese hombre le hizo odiar su juventud y estaba seguro que lo haría de nuevo... ¿entonces por qué no se negó? ¿Simplemente era tonto o masoquista? Tal vez solo quería demostrarse que esos sentimientos de adolescente habían acabado hacía mucho tiempo, porque lo había superado... ¿verdad?

Ató su cabello en una pequeña coleta, tratándose de él, la única manera de llamar su atención sería ser una década mayor lo cual claramente era imposible... ya que ni en sus peores pesadillas le haría caso. Dudaba en como debería vestirse ¿Desde cuándo le preocupaba qué vestir? ¿Estaba mal de la cabeza? Aparte ¿Qué le hacía creer que pudiera llamar su atención? Sabía que Yan WuShi había tenido amantes que eran consideradas unas bellezas, él no podía competir contra modelos o actores. Él solamente era un competidor de artes marciales que había ganado medallas solo por darse golpes con otra persona ¿Qué tenía eso de atractivo?

Tomó lo primero que tenía a la mano, pantalón oscuro, una sudadera blanca y zapatos deportivos blancos. Acabaría con su sufrimiento tan rápido como le fuera posible, tomó su mochila y salió para reencontrarse con el hombre que lo encandiló siendo un adolescente. Definitivamente estaba mal de la cabeza, no era objetivo al compararlo con otras personas. Oró en silencio, pidiendo a los dioses volver a casa con el corazón intacto, aunque tenía un plan perfecto para que eso no ocurriese:

1. En cuanto lo viera daría la vuelta y saldría corriendo.

Sí, ese era el plan perfecto para salvar su orgullo, mientras tomaba entre sus dedos el pequeño llavero de bambú que él le había obsequiado quince años atrás.