Capítulo Trece

48 2 0
                                    

Miro mi reloj y les digo a los demás que son las 9:45.
Seguimos en la pista de fútbol, pero no por mucho tiempo. Todos se van y me quedo sola.
Decido ir a mi casa a cambiarme, coger la toalla y prepararme la mochila para ir a casa de Lilian.
(...)
Me pongo el bikini por si acaso. Me quito la ropa y me pongo unos pantalones vaqueros largos (porque hace frío) y una blusa blanca. Me preparo la mochila y cojo mi toalla.
Cuando llego a la piscina, entro y tiro la toalla al suelo.
De repente los árboles se iluminan con pequeñas lucecitas y en el agua hay flotando nenúfares con velas dentro.
Alguien me agarra por detrás y cuando me doy la vuelta veo a Johan. Me acaricia la mejilla con una mano y me acerca a él con la otra. Mi cuerpo se une al suyo para formar uno sólo. Acerco mis labios a los suyos y nos fundimos en un largo dulce beso. Cuando nuestros labios se separan (al igual que nuestros cuerpos) le digo:
-¿Cómo has conseguido hacer todo esto?
-Esta tarde no he ido a casa de mi tia. Le he dicho a Harrison que os fuerais a la pista de fútbol para que pudiera montar todo esto.
-Me has sorprendido.
-Dios mio. He sorprendido a Lynn, un reto conseguido.
Reimos y extendemos mi toalla en el suelo. Empieza a sacar sandwiches y dos Coca Colas mientras yo cojo dos nenúfares de la piscina y los pongo en medio de la toalla.
-¿Qué te parece lo que he preparado para ti? -me dice.
-Con que esto es para mi, eee.
-Para ti, y sólo para ti.
-Me siento alagada. Pues, todo está... ¿Cómo decirlo? Perfecto.
-Me alegro de que te guste.
Seguimos hablando durante un buen rato.
De repente veo que una niña pequeña con una corona de flores se acerca y me ofrece su corona.
-¿Pero qué es esto? -le digo a Johan sorprendida.
-Es que quería demostrarte cuánto me gustas y decirte que si te gustaría ser mi reina.
-Acepto encantada.
Cuando la niña se va me doy cuenta de que son las 23:00. Me queda media hora antes de irme a casa de Lilian.
Johan se levanta y saca de detrás de unos bancos un altavoz.
-¿Qué haces? -le digo desconcertada.
-¿Me concedes este baile?
-Por supuesto.
Empezamos a bailar hasta que se pone una canción lenta. Me ofrece su mano y la acepto. Tiene la piel fría, pero noto una ola de calor que me recorre el cuerpo al tocarle. Me agarra la cintura con la otra mano y yo coloco la mia sobre su hombro. Nos acercamos y noto las pulsaciones de su garganta sobre mi mejilla. Me encanta estar así con él.
-Este momento no podría ser más perfecto.
-Yo, como hombre que soy, tampoco lo creo.
La canción es muy larga, pero a mi se me hace muy rápido.
Ya son y veinticinco.
-Me tengo que ir ya.
-Que penita.
Recogemos todo y lo metemos en la cesta.
Yo cojo mi toalla y mi móvil y salimos de la piscina.
-Que te lo pases bien en casa de Lilian.
-Gracias.
Me acerco para darle un beso, pero me voy corriendo antes de que nuestros labios se junten.
-Si quieres acabar lo que hemos empezado...
Y me rio a carcajadas.
-Me lo merezco.
-Y que lo digas. Pero que conste que me lo he pasado genial esta noche

Soñando despiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora