Joaquín y Emilio tenían la relación perfecta, con 3 años de noviazgo cualquiera pensaría que estaban destinados a terminar juntos.
Pero cuándo a Emilio se le presenta la oportunidad de su vida no la desaprovecha, el problema es que a su paso deja a...
"¿Vives en Italia y nunca has venido a Roma?" Joaquín dió una risita mientras se tomaba su malteada de chocolate, había extrañado tanto comer algo decente, ya que la lechuga le estaba dando pesadillas.
"Nop, nunca nadie me ha podido acompañar a un viaje, ni siquiera Diego" Emilio aún conducía, se habían detenido a poner gasolina y a comprar una que otra golosina.
Joaquín tomó un turrón y se lo llevó a la boca, sonrió emocionado cuándo el sabor explotó en su boca.
"¿Qué te pasa, omega?" Joaquín había soltado un pequeño gemido que no pasó desapercibido por Emilio.
"¡Dios! 2 jodidos años viviendo en Italia y no he comido una de éstas cosas" Emilio negó con la cabeza sonriendo. "He vivido a base de vegetales que pensé que me iba a convertir en una planta"
"Entonces compraré más" Joaquín estaba feliz, éste viaje le estaba devolviendo la alegría.
Después de tanto tiempo sin poder sonreír ó sentir felicidad en su pecho, hoy parecía que iba a explotar cómo un balón.
"Gracias, Alfa" depositó un beso en la mejilla de Emilio y éste se ruborizó sorprendido.
"De nada, omega" Cuándo llegaron a Roma lo primero que visitaron fué el famoso Coliseo, se tomaron fotos sin publicarlos en las redes. Emilio iba con unas gafas y un gorrito con miedo a ser reconocido y que Karol lo obligara a volver.
Pero se divirtieron mucho, ver las antiguas ruinas de una civilización no debería ser tan romántico, pero con ellos parecía que los años nunca habían pasado, que su amor aún permanecía intacto y que nadie los podría separar.
"¿Quieres ir a un hotel?" Preguntó Emilio cuándo vió al omega bostezar cómo un gatito.
"Sí" Emilio encontró un lugar en el centro de la ciudad. Guió a Joaquín hasta la habitación y luego se dió cuenta que sólo había una cama.
Joaquín lo miró apenado, pero Emilio negó sin importancia, dormiría en el sofá y su omega tendría la cama para él sólo.
El ojimiel no estaba seguro, pero se acurrucó en la cama, el frío se filtraba por sus huesos haciéndolo tirititar.
Sin pensarlo fué hacía Emilio y lo movió un poco para que despertara.
"¿Qué pasa?" Emilio lucía soñoliento, a Joaquín casi le dá un mini infarto por aquella imagen.
"Tengo frío" susurró cómo si fuera un pequeño secreto.
Emilio se levantó, luego agarró la cobija y envolvió a Joaquín con ella, juntos fueron a la cama y él no dudó en abrazarlo.
Las cosas estaban en calma.
Pero así parece cuándo la guerra está a punto de comenzar.
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