Cuando el elegido descubre que todo lo que vivió con sus "tíos" fue planeado, que los gritos, golpes y abusos solo eran para volverlo débil, cuando se da cuenta de lo que es y de lo que puede hacer recurre a la salida más fácil que tiene, un nuevo t...
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Tras leer todo lo que estaba en el papel tanto el duende como Harry, Harrison se encontraban sorprendidos, bueno el pequeño estaba feliz, al saber que no estaba solo, tenía un tutor, un padrino y si este lo aceptaba podría ser un niño normal, bueno un niño mago normal.
—Quiero conocer a mi tutor.
—Por supuesto joven Potter, en este momento su padrino debe estar recibiendo una carta a nombre de este banco, debe tardar solo un par de minutos en venir, si le parece bien que eliminemos las restricciones que usted tiene —el duende deja una copa de oro sobre el escritorio, frente a Harrison, quien al entender la sugerencia la toma entre sus pequeñas manos para luego dar un suspiro y beber todo el contenido de ella— en un par de horas usted se sentirá mas fuerte y poderoso, ese es el objetivo, debe de descansar y su tutor será el encargado de ayudarle a controlar sus poderes.
Un par de voces fuertes se escuchan fuera de la gran habitación, un par de toques en la puerta seguidos de un leve —adelante— las puertas se abren y dejan ver a un hombre alto, de pelo negro, piel pálida y semblante serio, que entra a prisa al cuarto.
—¿Dónde esta?— el pequeño niño se encoje en su sitio al saber que preguntaban por el, por lo que luego de un sonido ahogado asoma su cuerpo por detrás de la silla donde ella estaba, siendo inmediatamente observado por el hombre— Harrison, por Merlín eres idéntico a tu padre, estas tan grande, hace cuatro años que no te veo, yo soy, soy tu tutor, tu padrino, Severus Snape.
—Lo se, yo hoy me enteré de todo, yo —su pequeña voz se ve cortada por un sollozo— yo no quiero ir con ellos, por favor —unos brazos lo rodean de inmediato, provocando que su llanto se volviera fuerte— no deje, no, no quiero ir.
—Harrison, Harrison calma, no voy a dejar que vuelvas con ellos, vendrás conmigo a casa, ¿te parece bien? —un sonidito afirmativo logra sacar una pequeña sonrisa en el hombre— desde ahora seremos los dos juntos, serás un pequeño mago que crecerá como un niño normal.
—Una familia, seremos una familia, si si quiero padrino —el pequeño niño se separa del abrazo para mirar al duende frente a el— disculpe, quiero irme con mi padrino pero no quiero que nos lastimen.
—No se preocupe joven Potter, usted es un Lord por lo que esto le pertenece a usted —una caja de madera con líneas de plata, que al ser abierta revela dos añillos simples de plata que tenían grabados un par de serpientes entrelazadas en las ramas de un árbol— estos dos son los anillos de los herederos, el más grande será entregado a su tutor, por obviedad el pequeño será el de usted joven Potter, ellos los protegerán de las personas quienes tengan deseos de dañarlo, les avisarán a cerca de hechizos y de pociones dirigidas contra ustedes.
—De verdad se lo agradecemos Griphook —toma ambos anillos y coloca el suyo propio junto al del pequeño niño en su regazo— quisiera que en un par de días usted me facilitara una adopción de sangre, quiero que no sea solo un título.
