Hidden Crown (En Edición)

Capítulo 2: Devuelta a Hillerska

POV: Simón

La navidad y el año nuevo habían pasado volando y con ello llegaron los nervios y las dudas sobre lo que pasaría al llegar a Hillerska, sobre encontrarme con Wilhelm, y el no saber qué decirle o como actuar con él me ponían a temblar de miedo. En ese momento íbamos al que sería nuestro hogar los próximos meses.

— Simón si no te calmas y dejas de mover la pierna como un loco me bajo aquí mismo y te dejo solo ¿oíste? - Amenazó Eli quien estaba sentada junto a mi, pero debo admitir que no presté mucha atención a lo que me dijo - Simón, ¡Simón! ¿todo va bien? - Mencionó con preocupación.

— ¿Ah?...Sí todo bien no te preocupes - Es obvio que soné nervioso, pero trate de ocultarlo, en lo cual fallé olímpicamente ya que no dejaba de removerme en mi lugar y me tembló un poco la voz.

— Relájate hermanito, todo estará bien, lo prometo y si alguien dice algo o se quiere meter contigo le parto la cara - Dijo con un tono bromista, aunque también sabía que podía hacerlo.

— Gracias, y no es necesario llegar a esos extremos Eli - Dije mientras giraba mi cabeza para mirar hacía donde todo comenzó - ¿Son necesarios los guardias?

— Sip, pero no te preocupes, cualquier día podemos escaparnos de ellos ¿Te parece? - Bromeo para tratar de calmarme, lo cual no funcionó muy bien que digamos.

POV: Wilhelm

Hace poco que llegué a Hillerska y ya había terminado de desempacar mi maleta; al parecer dos chicos miembros de la realeza española asistirán a esta escuela y el chico tiene su cuarto frente al mío, o eso es lo que escuche, la verdad tengo curiosidad por conocerlo ya que el príncipe de España es un desconocido para el mundo no tanto como su hermana Elena, quien es conocida ya que desistió a su puesto como heredera. Preferí salir para ver si Sara o Felice estaban afuera y si, allí estaban, hablando como las amigas que son, aunque lo que me interesaba era preguntar por Simón.

— Hola chicas ¿Cómo están? - Pregunté parándome junto a Felice.

— ¡Wilhelm! - Gritó Felice emocionada y con esa gran sonrisa que se carga - Estamos bien, ¿Cómo estás tú?

— Muy bien - respondí para después mirar a la otra chica - Hola Sara, es bueno verte.

— Hola Wilhelm - Respondió sin mucha emoción.

— ¿Y Simón?, no lo he visto por ningún lado - Le pregunté calmado a ambas.

— El llegará pronto no te preocupes - Con solo escuchar esas seis palabras me puse un poco nervioso, en eso vemos llegar un auto negro con las banderas de España en el capo, ahí fue cuando supuse que eran los chicos nuevos.

— Llegó - Mencionó Sara, lo cual me extraño pero no le tomé mucha importancia hasta que lo vi, era él, se veía como el primer día que lo conocí, solo que ahora llevaba puesto un hermoso traje verde olivo de dos piezas que le quedaba perfecto.

— ¿Ese es...? - Escuché preguntar a una chica de mi salón.

— ¿¡Simón!?

POV: Simón 

Me moría de los nervios tanto que me empezaron a temblar un poco las piernas en cuanto baje del auto lo cual Eli notó ya que me dio un leve apreton en el hombro para tratar de calmarme. A lo lejos pude verlo vestido con un hermoso traje azul marino y su lindo cabello rubio, al parecer estaba hablando con Felice y mi prima Sara, así que me acerque a ellos, al estar allí abraze a Sara y después a Felice para luego verlo a él y extenderle la mano, la cual recibió sin preguntar.

— Principe Wilhelm, es bueno verlo - No se porque use su título, pero para mí fue la mejor manera de mantenerme en calma.

— Lo mismo digo Simón, ha pasado un tiempo - Dijo con tanta calma que le tuve envidia, pues yo me estaba desmoronando de los nervios.

— Príncipe Simón en realidad, un gusto, soy Elena, su hermana - Eli te voy a matar cuando no haya nadie cerca, no tenías por qué decirlo así - Bueno no quiero molestar, pero hay que irnos - Asentí, pero no me moví solo seguí sosteniendo su mano y mirándolo directo a los ojos, ninguno rompía ni el contacto físico, ni el visual, solo podía sentir como Eli se alejaba - ¡Simón! ¿Vienes?

— ¡Si ya voy!, fue bueno verte Wilhelm nos vemos más tarde - Dije para alejarme de allí mientras todos nos miraban con caras de no entender, ¡Dios! Voy a matarte por exponernos hermana, pero al parecer me tendré que acostumbrar.