"Yo quería ser la madre de tus hijos. Caminar a tu lado hacia al altar y estar juntos hasta la muerte. Pero los dos nos destruimos, y al final, tú no eres aquel que prometió ser mi héroe".
Con un rostro en blanco y el corazón apenas latiendo, Sabito enrolló el pergamino que había recogido del suelo hace unos instantes, y por curiosidad abrió, leyendo su contenido.
La escritura pertenecía a Makomo, no había duda; Giyū no pudo haber hecho eso, y ni hablar de él mismo.
«¿Qué significa esto?» se preguntó extrañado.
Esta madrugada, Makomo se había ido a una misión junto a Muichiro Tokito, así que no podría preguntarle nada sobre esto hasta que ella volviese.
Pasando saliva por su reseca garganta, el pelirrojo negó con la cabeza.
No debía imaginarse tonterías. Seguro esto es algún poema que ella había escrito y olvidado por ahí, otra vez.
¿Un poema para quién?
No veía el nombre de nadie escrito ahí.
Makomo era una chica tierna y amorosa; no por nada tenía una buena relación con Mitsuri Kanroji y Kanae Kochō. Además, ella era una artista libre en muchos sentidos; tocaba fabulosamente el koto, hacía pinturas (que Sabito no entendía, pero él sabía que ella las realizaba con cariño), incluso se inventaba cuentos (no muy coherentes) para niños. Sí, incluso escribía poesía... o al menos lo intentaba con esmero.
Cuando él o Giyū cumplían años, ella solía darles dibujos o poemas, algo bastante tierno. Sabito conservaba todos los presentes que había estado recibiendo de Makomo desde que los tres se convirtieron en cazadores.
Pero esto era... algo más, algo... ¿para adultos?
¡Oh, cielos! ¿Sería otra de esas cosas que Makomo hacía y no se daba cuenta que se podían malinterpretar?
Esas cosas...
Sabito no sabía si Giyū también pasaba por lo mismo con ella, pero últimamente Makomo actuaba extraña con él.
Desde hacerle "chistes" extraños tipo:
»Creo que esta noche lloverá y habrán truenos que no me dejen dormir. ¿Me dejarías acostarme contigo, como cuando éramos niños? —hasta la fecha, Sabito no supo si eso fue una pregunta casual, o Makomo quería reírse un poco a sus costillas, o algo más.
Su cerebro se bloqueó, no pudo responder a eso ni cuando ella se rio delicadamente y se fue a dormir a su propia alcoba.
Luego le decía otro tipo de cosas como:
»Quisiera tener tu katana —de pronto, ella dijo eso cuando encontró a Sabito limpiando su arma con un pañuelo, cubriendo el filo con la funda lentamente para asegurarse de no dejar ningún lugar con sangre seca. Cuando él respondió que la suya estaba más que bien y si necesitaba alguna modificación llamase a alguno de los forjadores de katanas, ella le sonrió—. No me entendiste, ¿verdad?
Él no era estúpido. Era un adulto, ¡era un hombre adulto que oía continuamente a Tengen Uzui, por dios!, y por supuesto que sabía lo que era "el doble sentido", pero no podía afiliar eso con una chica tan dulce y bonachona como Makomo.
Ella ya no era una niña. De hecho, ella era 2 años mayor que él, pero se conocieron cuando eran niños, cuando Giyū y él solían protegerla hasta de la lluvia. Ahora ella era toda una mujer hermosa; sus ojos, su cabello, su piel, su voz, su cuerpo... todo eso era de una mujer adulta que, si bien, algunos ya podrían considerarla una solterona por tener casi 25 años, seguir soltera, sin marido ni hijos, para Sabito, ella una jovencita inocente.
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𝘏𝘪𝘦𝘭𝘰 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘵𝘶 𝘱𝘪𝘦𝘭 | 🔞
Romance『 Sabito x Makomo』Sabito está confundido. Hace tiempo que Makomo actúa demasiado atenta con él, la posibilidad de que ella estuviese coqueteándole cuelga de un hilo en sus pensamientos, sin embargo, su mente no sabe cómo reaccionar cuando un día él...