Hermione se estiró, retirando el sueño y resistencia de abandonar su cama pues tenía que ir a trabajar. Suspirando se levantó tomando su ropa formal para comenzar su día como Ministra de magia.
Amaba su trabajo y estaba siendo su refugio luego de su divorcio con Ron Weasley. Sabía que haberse casado con él fue un error cinco años después, arruinando su amistad. Ninguno de los dos supo cómo sobrellevar un matrimonio, dañando mutuamente la autoestima del otro.
Se refugió en su trabajo para aligerar las nuevas emociones que está sintiendo en su vida como su trabajo nuevo al igual que la casa en la que se encontraba viviendo. Tenía treinta años y por alguna razón sentía que no había vivido una vida normal.
Normalmente sucedía cuando platicaba con Daphne... Ella era un alma libre y joven. Siempre estaba de viaje, fiestas y con diversas personas en cualquier etiqueta de la palabra. Daphne cuando se enteró del divorcio señaló que esa era una de sus razones por las cuales no quería compartir su vida con nadie.
Hermione por su parte no quería una vida sin estabilidad solo quería divertirse por primera vez en mucho tiempo. No recordaba alguna vez en la que pudiera salir sin tener una responsabilidad ya sea social, emocional o con el mundo mágico.
El mundo Muggle era peor.
Tomó su café, su portafolio, sus tacones y entró a la chimenea para terminar en el Ministerio. Los magos y brujas se detenían a verla, sonriéndole amablemente. Hermione Granger al poco tiempo se convirtió en una de los mejores ministros que el mundo mágico pudiese tener.
Buscaba ser justa con todos, ampliar oportunidades y mantener el orden.
Recorrió el largo pasillo lleno de oficinas con sus respectivas secretarías, entrando a la suya. Hermione había perdido a su secretaria hacía menos de dos semanas debido a que le ofreció un mejor puesto en el Ministerio. Lorna Maximoff era una bruja grandiosa y le veía más potencial que solo ser su secretaria. Fue una pérdida dolorosa en todos los sentidos; amistad y laboral.
Dejó caer el maletín en su silla para después sacar los prospectos de nuevas secretarías debido a la gran urgencia que tenía. Era el tercer día y no lograba encontrar una lo más capacitada posible, eso comenzaba a estresarla.
Hermione amaba tener todo bajo control y con posibles soluciones en caso de que algo saliera mal. El solo hecho de fallar en algo la pone bajo un estrés claramente sufrible para cualquier mortal.
Tal vez por eso su divorcio sigue dando de qué hablar luego de tantos meses.
Posiblemente ese fue unos de los detonantes para finalizar el matrimonio pues Ron comenzaba a solo ignorarla y aceptar cualquier cosa que ella demandara, a veces queria retos con el algo que le hiciese sentir que no estaban cayendo en una rutina de besarse, ir a trabajar, regresar, discutir, tal vez sexo si alguno de los dos tenia suerte y terminar discutiendo nuevamente.
Veía como Ginny y Harry eran felices al igual que lo eran Luna y Theo.
— "¿Por qué no lo intentas con Draco?".— Preguntó Daphne aquella vez en la cafetería muggle con una taza de café y unos enormes lentes en sus ojos para tapar su resaca. Daphne con ese cabello rubio, cuerpo de ensueño, caracter fuerte y seductor con aquellos labios gruesos y rojizos no tenía que preocuparse por quién tendría en su cama o en su vida por al menos unas cuatro noches.— Él está más que encantado porque le dé una oportunidad.
— "No tengo interés en alguien que se encargó de hacer mi infancia y adolescencia un infierno. Gracias"— Respondió tajante.
— "Yo te hice la vida un infierno también."— Se encoge de hombros, bajando sus lentes.
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Main Attraction- Pansmione
FanfictionNo tenía idea de cómo habían llegado a eso, pero Pansy fue su distracción perfecta.