-Señorita, señorita. Ya hemos llegado.
La mujer rubia me despertó con un meneo suave en mi hombro.
-Gracias- Contesté con educación.
Me saqué los auriculares, guardé mi móvil en la mochila y me levanté.
Llegué donde esta la correa corrediza, esa donde puedes coger tu maleta. Bueno yo me entiendo.
Visualicé mi maleta y la cogí. Salí de ahí y fui a buscar a mi madre. Reconocí en seguida su cabellera rubia. Llevaba unos vaqueros ajustados negros y una camisa blanca de media manga y zapatos negros, tenía colgado del hombro su bolso de cuero negro que siempre llevaba con ella. Ella siempre se cuidaba mucho y vestía súper bien, a diferencia de mí, siempre ha intentado que me vistiera como ella pero no me gustaba, prefería vestir sin preocupación a lo que los demás piensen de mí.
Cuando me vio corrió hacia mí con los brazos abiertos. Yo también abrí mis brazos para abrazarla, dejé la maleta y corrí a por mi madre, la abracé y ella me abrazó a mí con tanta fuerza que creí que me quedaba sin aire, hasta me levantó un poco de suelo.
-Mamá, yo también te echaba de menos pero... me estas ahogando- Dije con dificultad.
-Ay, lo siento. Te he echado tanto de menos...- Dijo dándome un beso en la mejilla.
-Y yo mamá.
-¿Nos vamos a la cafetería?
Asentí con la cabeza en forma de sí, cogí mi maleta y me dirigí otra vez a mi madre.
-Vamos.
Nos dirigimos al Ford de color gris que tenía mi madre. Dejé mi maleta y mi mochila en el maletero y antes de cerrar, cogí mi móvil. Me senté en el asiento de copiloto y cerré la puerta con fuerza. No era mi intención, lo hacia sin querer.
-¡Jess! Cuidado.
-Lo siento...- Dije con una sonrisa. Y nos pusimos de camino a Mariana's coffee, era mi cafetería favorita, me llevaba muy bien con la dueña de la cafetería y para mí, ella era como mi "segunda madre". Siempre que necesito relajarme, vengo aquí y con una taza de café y un libro en mi mano.
-Hija, baja, ya hemos llegado- Me dice mi madre tocando mi hombro. No me había dado cuenta que ya habíamos llegado.
-¡Jess, cielo! Cuanto tiempo sin verte por aquí. Como me alegro de volver a ver a mi clienta favorita-Me dice Mariana nada más verme entrar por la puerta. Fui a darle un abrazo, también la echaba mucho de menos.
-Hola Mari, ¿cómo estas?
-Muy bien, ¿te pongo lo de siempre?- Asentí con la cabeza. Miró a mi madre- ¿Y para la señora Jonhson?
-Un cortado, por favor.
-En un minuto os lo traigo- Desapareció por detrás de la barra.
Mientras llegaba mi café y el de mi madre estuvimos en silencio. Cuando llegaron, mi madre rompió el silencio.
-Bueno cielo, ¿que tal están los abuelos?
-Muy bien, los hemos ido a visitar dos fines de semana y a los tíos también- Le di un sorbo a mi capuccino, como ya habréis notado, el capuccino es el único café que tomo desde hace unos 5 o 6 años que lo probé, desde ahí no he vuelto a probar ninguno.
-¿Y has conocido algún chico francés?- Me preguntó con una sonrisa burlona.
-Mamá... Ya sabes que desde lo que pasó con Mason, no he querido conocer a nadie más, ya sabes como lo pasé.
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Cuidado, un gilipollas.
Teen FictionElla, una joven adolescente y él, el típico arrogante popular que cree que tiene a todas las chicas a sus pies. En su último año, sus vidas darán un vuelco completamente diferente. Ellos acabarán odiándose mutuamente pero, ¿podrán escapar de las g...