Las vidas de Victoria

1.9. Cambio de aires

Axel llega aparentemente feliz al lugar de quedada habitual.

--Buenos días --saluda él.

--Buenos días --corresponde Victoria --Hoy se te ve muy feliz --observa.

--Sip --contesta animado.

--¿Y se puede saber a qué se debe? --curiosea animada.

--Anoche, mientras cenábamos, mi mujer me preguntó qué había estado haciendo toda la semana, por qué salía tanto al bosque, así que le conté a mi familia sobre nuestros encuentros y quedaron fascinados. Mis hijos quieren conocerte --sonríe.

--Vaya --Victoria está sorprendida --¿Les has dicho que soy un monstruo? --no se explica por qué unos niños querrían conocer a alguien que podría causarles pesadillas.

--Les he descrito tu exterior y tu interior --.

--¿Acaso has visto mis intestinos? --bromea.

--Noo --se ríe el hombre --Me refiero a cómo eres. Confío en ti hasta tal punto que dejaría mi familia a tu cargo --dice sereno.

--Vaya... --el ambiente se vuelve más serio --Eso es muy bonito --.

Axel se acerca lentamente a la criatura, que es tan grande que aún estando sentada era de la altura del hombre. Están tan cerca el uno al otro que sus cabezas apenas están separadas. Con delicadeza el humano levanta su mano derecha hasta la altura de la cabeza de su amiga y se detiene esperando su reacción. Ella hace un leve movimiento, casi imperceptible, para ver la mano de él. Al no ver rechazo en su acción, el chico aparta un poco el flequillo de la bestia para dejar ver uno de sus grandes ojos verdes.

--¿Lo harías? --pregunta serio pero con un tono suave. Ella le mira a los ojos, reflexiva.

--Lo dices como si te fuera a pasar algo --dice al fin tras un rato de reflexión y contacto visual, temiendo la respuesta que le pudiera dar el hombre con el que ha compartido la última semana.

--Nunca se sabe --añade tranquilo.

Ambos se quedan en silencio, pensativos. Por muchas vidas que pueda tener Victoria, las personas que conoce no estarán tanto tiempo con ella, y menos en este futuro en el que la medicina y tecnología han decaído hasta llegar al mismo nivel que el de la Edad Media y han sido sustituidas por la magia y la religión. La chica trata de alejar esos malos pensamientos y se mueve bruscamente.

--¡No digas tonterías! --se separa un poco del humano --Eres un hombre sano, con una buena familia ¡Llegarás a viejo! ¡Tendrás nietos, bisnietos! Estaremos juntos y no te pasará nada, puedes contar conmigo para cualquier cosa --.

Vuelve otro silencio. El hombre está sorprendido, detrás de toda la madurez que aparenta su amiga y a pesar de los siglos, sigue siendo como una niña.

--Te llevarás bien con mis pequeños --sonríe el chico.

La criatura respira aliviada, espera haber espantado la negatividad por un tiempo.

--Seguro que sí --sonríe animada.

--Dejémonos de pensamientos raros --Axel se sienta en el suelo --¿Seguimos con tu historia? --.

--Por supuesto --Victoria se acerca a su amigo y se tumba apoyando su cabeza en el regazo de este, pensando que así no podría alejarse de él nunca.

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Desperté. No sabía cómo mis muñecas seguían unidas a mi cuerpo, dolían demasiado. Aparté como pude las esposas para poder ver el estado de mi piel: estaba al rojo vivo, y no me refería a mi color de piel habitual, llevaba tanto tiempo con el continuo efecto del agua bendita que la capa conocida como piel ya no existía.