Prólogo

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Obito llegó a la escuela de Itachi. Tenían que volver juntos a la casa para la hora de almorzar.
Sacó su celular mientras se sentaba en una banca que se encontraba en la vereda de la institución y esperó pacientemente a que salieran todos los alumnos de la escuela.
Al cabo de diez minutos, divisó la figura de su primo, uno de los últimos en salir. Se acercó a él y le rodeó los hombros con un brazo dejando a la vista una falsa sonrisa.

—¿Qué es lo que necesitas? -Preguntó el menor.

—Me duele que pienses que solo te busco para pedirte favores -Obito colocó una mano en su pecho y lo miró dolido-Sabes que eres mi primo favorito y que vengo a buscarte cada día.

—Bueno, te doy la razón en que vienes siempre pero teniendo en cuenta que soy el único primo que tienes y que solo me sonríes así cuando quieres pedirme algo, me hace sacar conclusiones ¿Sabes? -Habló mientras rodeaba su auto para subir en el asiento del piloto.

—Bueno, tienes razón, necesito un favor -El menor sonrió de lado- Necesito que me lleves a la casa de Kakashi luego de almorzar.

—¿Al fin te le declaraste? -Preguntó una vez que subió al auto y colocó las llaves para encender el motor.

—Ya sabes que no, es un poco complicado. Como sea, necesito que me lleves porque tengo que terminar un proyecto de ciencias con él.

—Claro, no tengo ningún problema -Obito sonrió.

—Gra...

—No creas que será gratis -Interrumpió Itachi sonriendo.

—Ya me imaginaba -Habló el mayor sacando su billetera- ¿Cuánto quieres?

—Oh no, no quiero dinero -Obito lo miró entrecerrando sus ojos- Quiero ser el primero en conducir tu auto cuando ya esté arreglado.

—Por supuesto -Habló irónico y rió- Sabes perfectamente que eso es un rotundo no y no está a discusión.

—Bueno, pregúntale a papá si puede llevarte o quizás un taxi sea la mejor opción, papá debe estar en la empresa a esta hora.

El mayor lo miró con enojo, tenía que aceptar si quería llegar temprano y que Kakashi no lo matara.

—Bien, serás el primero en probarlo ni bien me lo entreguen -Habló resignado.

—Fue un placer hacer negocios -Respondió el más joven.

—Eres un idiota -Bufó Obito haciéndolo reír.


Al llegar a la casa, Mikoto los recibió con un maternal abrazo a cada uno como era de costumbre.
La mujer se dirigió a la cocina con su elegante caminar, su cabello negro perfectamente peinado y alisado, su vestido cerniéndose sobre su figura y sus tacones resonando a cada paso que daba.
Itachi colgó en el perchero de la entrada el saco azul de su uniforme escolar y la siguió junto a su primo.

—¿A qué hora vendrá papá? -Preguntó el menor una vez sentados en la mesa del comedor.

—Cariño, sabes que no debes colocar los codos sobre la mesa ¿Qué ocurre con tus modales? -Regañó a su sobrino antes de contestar- Llegará al rededor de las cinco de la tarde -Tomó la copa de jugo que se encontraba a la izquierda de su plato y bebió un sorbo- ¿Cómo han estado sus clases? -Preguntó a ambos jovenes.

—Muy bien -Habló el mayor- Luego de almorzar tengo que ir a la casa de un compañero a terminar un proyecto -Mikoto sonrió.

—¿Y tú cariño? -Preguntó mirando a su hijo.

—A decir verdad, demasiado aburridas.

Luego de eso, nadie volvió a hablar. Era lo mismo cada día, preguntar por lo que habían hecho o por como estuvieron las clases y luego un total silencio. No podían hablar de trivialidades porque eran charlas innecesarias que no les servían para nada a menos que estén basadas en la empresa Uchiha, en el futuro de los chicos o simplemente, en cosas que pueden servir para su aprendizaje, como por ejemplo, las clases de francés de Itachi. Tampoco podían contar chistes porque tanto Mikoto como Fugaku consideraban que eran malos modales el reír mientras estaban comiendo.
Ciertamente, para ambos jóvenes, todo era sumamente aburrido y tedioso.

Cuando terminaron de almorzar, ambos chicos subieron a sus respectivas habitaciones para asearse.
Una vez que estuvieron listos, bajaron a despedirse de Mikoto y subieron al auto de Itachi para emprender viaje.

—Coloca la dirección de Kakashi en el GPS -Hablo el pelilargo a su primo.

Obito realizó la acción y colocó el aparato en su lugar.

—¿Irás a ver a alguno de tus amigos luego? ¿O volverás a la casa? -Preguntó el muchacho de cabello corto.

—Sabes que no tengo amigos -Contestó a su primo- Así que simplemente volveré.

—¿No tienes? ¿Y Neji?

—Bueno, sabes que nunca me refiero a él cuando hablo de esto -Lo miró cuando llegaron a un semáforo esperando que cambiara de rojo a verde- Es el único de todas las personas que se me acercan que no es falso, además está de viaje, cuando hablamos me dijo que llegaba en dos días -Habló con tranquilidad.

—De acuerdo, entonces a casa será -Lo miró- siendo sinceros, no creo que haya alguna persona sincera al rededor de nuestra familia, siempre cuidando de sus apariencias, siendo perfectos, cuidando las palabras que dicen y siempre tratando de caerles bien a todos con una sonrisita.

Itachi rió al notar la indignación en la voz de su primo.
Otra cosa a la que ya ambos estaban acostumbrados, la falsedad de las personas que los rodeaban.
Familias amigas de sus padres, siempre asistiendo a reuniones benéficas, mostrando su dinero y trofeos como personas de renombre.
Cada persona que se acercaba a Itachi siempre eran las mismas, hijos de esas familias que decían ser sus amigos pero que hablaban mal de todo el mundo a sus espaldas, chicos que solo se acercaban para averiguar quien tenía más dinero, para saber que familia era más conocidas y demás cosas.
Por otro lado estaba su amigo Neji, un joven de ojos aperlados con cabello largo y castaño. El único chico que consideraba sincero. Lo conoció cuando tomaba las clases de modales a las que su madre le obligaba a asistir a la edad de diez años.
El castaño lo conoce tan bien como Itachi a él, pensando igual que él cuando se referían a las personas que los rodeaban. Fue el único que no se acercó por su patrimonio o por la fama de su apellido y era la única persona aparte de su primo con el que se permitía ser el mismo, ya que incluso con sus padres tenía que mantenerse al margen si no quería que lo vuelvan a mandar a esas asquerosas clases para señoritos con buenos modales.

Itachi estacionó el auto justo en frente de una casa de dos pisos color crema, se despidió de su primo cuando éste le dijo que volvía caminando porque ya no tenía apuro. Apagó el GPS y comenzó a andar de nuevo hacia su casa doblando en la primera esquina a la que llegó.

 Apagó el GPS y comenzó a andar de nuevo hacia su casa doblando en la primera esquina a la que llegó

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Hasta que la empecé. Espero que la disfruten, hace tiempo que quería comenzar a escribirla.

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Mr. Delincuente (NaruIta-NarutoxItachi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora