Capítulo 23

408 50 5
                                    

Un suspiro escapó de sus labios mientras observaba el techo. Una vez más lo envolvía la soledad de su hogar.

Obito ya pasaba poco tiempo allí ahora que había comenzado una relación con Kakashi, ya no se juntaba con Neji ni siquiera en su instituto y no se había vuelto a encontrar con Naruto ni con su grupo de amigos.

Habían pasado solo dos semanas de haber terminado su relación. Catorce días de haber vuelto a la mansión.

La discusión que había tenido con Kakashi y con su primo, daba vueltas en su cabeza como si hubiera sido ayer.

—No puedes irte. ¿De verdad planeas dejar todo esto? Creí que querías una vida.—Dijo Hatake, pasando una mano por su rostro con cansancio.

—¿Y crees que no la quiero? Pero no puedo seguir con toda esta mierda —Su voz comenzó a elevarse sin que se diera cuenta— Estoy cansado de todo esto. Solo quisiera poder estar aquí o con Naruto y su familia en una cena. No quiero perder a mis amigos.

—Encontraremos una solución.—Habló su primo tratando de calmar el ambiente.

—¿De verdad lo crees? —Obito miró a su novio con el ceño fruncido— No ha hecho nada para detener a su padre, es un maldito cobarde.—Y sin más, se alejó yendo a su habitación.

Itachi terminó de guardar sus pertenencias dentro de su maleta, tratando de ignorar la presión en su pecho y sus ganas de llorar.

—Enano...—El menor se acercó a su primo y extendió su brazo para depositar un juego de llaves de la casa de Kakashi en las manos contrarias.

—Olvídalo —Habló tratando de mostrar una pequeña sonrisa— Agradécele por todo.

Su celular sonó provocando que vuelva a su realidad.
El nombre de su expareja iluminaba la pantalla en una notificación de mensaje.

Naruto
"Te extraño, Cielo."
>>8:18 pm.

Otro mensaje que solo lograba oprimir su corazón.

No había querido borrar su número ni bloquearlo. En cierta forma, a pesar del dolor sentimental que experimentaba, quería seguir recibiendo los mensajes del rubio, le hacía sentir que aún lo tenía presente.

Dichos textos, se repetían por lo menos, una vez al día y a pesar de no contestarlos, los guardaba y los releía cada vez que se encontraba a solas.

—Hijo —La voz de su madre se oyó desde el otro lado de la puerta— En unos minutos estará la cena, baja.

Solo dos semanas de haber vuelto y sentía que su vida estaba programada.

Estar a solas en su habitación durante horas, solo dedicarse a estudiar, estar con sus padres compartiendo la comida y luego ya no había nada.

Su rostro no mostraba emoción alguna. Sus facciones se veían completamente relajadas, como si no hubiera sentimientos dentro de él y su madre, Mikoto, más de una vez pensó que su pequeño ahora solo era un cascarón vacío.

Al llegar al comedor, se sentó a un lado de su madre y esperó con paciencia a que los empleados sirvieran los alimentos.

—Buenos días, familia.—Obito ingresó al lugar mostrando una suave sonrisa.

Desde que su primo había vuelto, sentía la tensión en el ambiente y le resultaba realmente incómodo estar sentado en la misma mesa con su familia.

—Buenos días, querido.—Saludó su tía devolviéndole el gesto.

Mr. Delincuente (NaruIta-NarutoxItachi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora