Hoseok en cinta 🎀Sope🎀

e s p e c i a l | b a r

11 meses atrás.

Dos chicos habían decidido salir a distraerse un poco en el bar de su ciudad, pues después de salir del trabajo, lo único que querían era divertirse y pasar el rato juntos, como los mejores amigos que eran.

Los cuerpos sudados que se movían al ritmo de la música, en medio de la pista de baile, se pegaban cada vez más, queriendo sentir la calidez que el cuerpo contrario les brindaba. Hoseok era quien se había puesto más mimoso que de costumbre y por supuesto eso no le desagradó al jaguar de Yoongi.

―Ya casi creo ver borreguitos. ―Jung dijo, moviendo sus caderas con las contrarias, deslizando sus manos por el pecho de su mejor amigo. Era muy raro verlo coquetear, casi siempre se armaba de valor para hacerlo cuando tenía muchas copas encima. ―O jaguares, no sé.

Yoongi solo soltó una risa. Mantenía sus manos en la cintura del omega, lo que menos quería era separarse y perderse de ese atrayente aroma que Jung comenzaba a sacar, discretamente llamándolo, solo a él. ―Yo estoy viendo una galaxia. ―Ambos jóvenes estaban bastante ebrios como para darse cuenta que estaban entrando en celo.

Como si no estuvieran lo suficientemente pegados, Hoseok se giró, colocando su espalda en el pecho del alfa y comenzó a mover sus caderas nuevamente, rozando con su trasero el abultado pene de su mejor amigo. Sonrió coqueto y colocó las manos de Yoongi en su cintura. ―Veo que tu amiguito está emocionado. ―Comenzó, sintiendo cómo las manos del jaguar hacían presión en su piel, excitándolo. ―Yo también quiero divertirme.

Min llevó su boca al cuello del mayor, las feromonas que éste soltaba cada vez le era imposible no controlarse. Inició por pequeños besos que hicieron suspirar a Jung, hasta que no se contuvo más y empezó por abrir la boca y succionar la porción que le era descubierta. 

El omega no dejó se restregarse, cada vez más duro, podía sentir la humedad en su trasero y gimió cuando una mano traviesa se coló por adentro de su camisa y con sus dedos retorció sus pezones, estimulándolo. 

De repente ya no sabía con quién estaba teniendo eso, pero se parecía mucho a su mejor amigo y no dejaría pasar la oportunidad. Ambos ya no sabían ni quienes eran, pero la excitación seguía ahí.

Entre la música los gemidos del mayor eran disfrazados junto a los gruñidos que Yoongi estaba soltando. Sus respiraciones estaban aceleradas, sus bocas entreabiertas y sus manos viajaban por el cuerpo contrario, explorando por primera vez lo que siempre quisieron conocer. Hoseok no perdió más tiempo e introdujo su mano derecha en el pantalón del menor, tocando al desnudo la dureza que le hizo comenzar a salivar.

―Lo m-mejor sería ir a los baños. ―Min propuso cuando el omega tocó con su pulgar el glande, mandándole escalofríos a todo su cuerpo.

Entre tropezones caminaron hasta los baños, bajo la atenta mirada del barman, quien solo sonrió divertido, sabía lo que pasaría en los cubículos en poco tiempo. Una vez llegaron los dos mejores amigo, Yoongi no perdió tiempo y empujó suavemente el cuerpo del omega contra la puerta de los sanitarios, cerrando de paso la puerta, que se jodieran los que querían entrar.

Sus labios se encontraron en un vaivén desesperado. El omega abrió la boca, dispuesto a dejar entrar el músculo húmedo para que se enredara con su lengua, la humedad de sus bocas unidas hacía ruido dentro del baño, sus labios yacían ya rojizos e hinchados, pero querían más, después de todo en un posible futuro no podrían hacerlo nuevamente.

Cuando sus labios se separaron, Hoseok no perdió más tiempo y se arrodilló frente a la dureza que se dejaba marcar por los pantalones apretado que el alfa llevaba, sus ojos brillaron y su boca salivó más de lo normal. Con una mano acarició el pene encima de la ropa, escuchando los suspiros que Yoongi soltaba para él. No pidió permiso y desabrochó la tela, sacando el premio que le esperaba emocionado, con la misma mano subió y bajó por el falo, bien podía ver cómo sacaba presemen y cómo las venas se marcaban por toda la extensión, el glande estaba hinchado y bonito, se erguía de manera que el rubio quería meterla ya a su boca y disfrutar del delicioso sabor que estaba seguro que su alfa soltaría.