⚜Capitulo Seis⚜

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Tengo un grave problema con... con las personas agresivas.

La razón principal por la que siempre he evitado el conflicto radica en mis años de preparatoria. Recuerdo esos años como muy ruidosos y oscuros. A veces he tratado de solo olvidarlos. Pero se me hace tan difícil...

Especialmente, cuando tengo en frente mío a cierta gorila con patas mirándome fijamente, con unos ojos que maso menos dicen: «¿y este chico porque está ignorándome? ¡Es tan grosero, solo porque es algo guapo no puede menospreciar a los demás!»

¿Qué, que cómo se lo que está pensando con tanta precisión?

Lo que en realidad deberías estarte preguntando, es por qué no podría hacerlo, leer la mente de una chica normal y humanamente corriente, es como pedirle a un matemático cuanto es dos por dos. Si, puedo leer su mente como un libro abierto por que ella es una ordinaria humana. Sin nada más especial en ella como lo sería una bolsa de sangre. Es así como los vampiros, o la gran mayoría de ellos, ven a los humanos... como deliciosas bolsas de sangre andantes, así que ya deberías haberte dado cuenta de porque Eduard veía a la Bella con tanta hambre...

Honestamente preferiría pasar de largo, pero... Como decirlo, necesito que ella me devuelva mi anillo... ya sabes, ese anillo del que si se escapara una sola gota desataría el infierno sobre la tierra...

¿Qué cómo es que ese importantísimo anillo del Apocalipsis, el encargado de erradicar a toda una especie llego a las musculosas manos del gorila con patas?

¡Como si algo tan problemático pudiera explicarse en pocas palabras!

Uhm, bueno, sí que puedo hacerlo...

Ese maldito y traicionero anillo voló hacia ella, ¡directo a sus musculosas manos de gorila!, sucedió así de simple.

—Ese anillo, es mío... —dije en tono lúgubre y amenazante.

Pero por favor no me malinterpretes, yo no puedo controlar la voz ni expresiones de este cuerpo, me lo impide la sistematización del personaje.

—Devuélvelo.

El rostro de facciones normales y corrientes de la protagonista principal —muy corriente repito— me dirigió una mirada como si encontrara mi actitud muy molesta. Y si, lo soy. Lo acepto, pero no es culpa mía, ¿ya he dicho que mi-este rostro es así?

—¿Cómo sé que no estas mintiendo para quedarte con este cachivache? —respondió la gorila con patas, agitando el anillo del fin de los tiempos en su musculoso dedo anular.

Quería suplicarle que dejara de agitar ese anillo, que extinguiría a todo ser vivo y no muerto sobre la tierra si seguía a-agitándolo de esa manera tan bru-brusca.

—Además, ¿cómo sé que tú no eres el verdadero dueño de esta cosa si vino a mis manos? —Siguió hablando prepotente y girando ese anillo como si se tratase de una pelota de baloncesto.

«¡Ah, en serio deja de hacer eso!»

No quería perder el tiempo haciendo el tonto. Podría fácilmente quitárselo de las manos en un parpadeo. El problema era que, al no saber controlar la fuerza de mis manos, sería lamentable si le arrancara un pedazo de mano o dedos a la protagonista principal, ¿no?

Además, desde mis oscuros y ruidosos días en la preparatoria no he podido superar cierto episodio que podría albergar un trauma en mi ser... la principal razón por la que escogí volverme un otaku virgen y virgen...

No quiero tocar a una mujer... que podría agredirme físicamente por la razón que fuera. Y es que... le tengo aversión al contacto con el sexo opuesto.

Reencarne como el rey vampiro [RCERV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora