2. Mi único deseo

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—¿Puedo pasar a verlo? — preguntó Win con la voz entrecortada.

No podía comprender en qué momento su mundo se derrumbó por completo, estaban tan felices en aquella cabaña, disfrutando de lo hermosa que era su relación, de su compañía, de lo buena que había sido la vida al cruzar sus caminos, pero ahora estaban en peligro que aquel camino se quebrara, Win no quería perder a su amado, no quería verlo por última vez, tenían un futuro muy largo por delante, si la vida se había encargado de cruzar sus vidas no era para nada justo que la vida misma se los arrebatara.

—Claro, habitación 303 — contestó el doctor — Le recomendaría que se despida de él — agregó sin un poco de delicadeza.

—¿Ustedes nunca tienen sentimientos, verdad? — gritó con fuerza mientras caminaba hasta la habitación.

No podía creer cómo los doctores eran capaz de hablar de una manera tan fría sin ni siquiera pesar en cómo podrían sentirse los familiares al escuchar aquella noticia, fue lo más rápido que pudo hasta el lugar donde Bright se encontraba, se preparó completamente para no llorar enfrente de él, sabía que debía darle ánimos y transmitirle mucha fuerza para que superara aquella dificultad, pero muy complicado tratar de mostrar fortaleza cuando no la sentía.

—Bright — menciono entrando a la habitación acercándose al mayor — ¿Cómo estás? — tomo la mano del chico, quien la presiono firmemente.

—Win me quedo sin fuerzas — menciono con la voz muy débil.

—Tranquilo — beso los labios del chico — Todo estará bien porque nos espera un futuro por delante y tú no puedes fallar a esa promesa, sé que saldrás de esto — sonrió mientras un nudo crecía en su garganta.

—No lo creo Win — respondió con un poco de tos, a lo que el castaño rápidamente le dio un poco de agua — ¿Tú estás bien? — preguntó con una sonrisa.

A pesar de encontrarse en mal estado de salud, Bright no dejaba de preocuparse por el bienestar de Win, no quería que nada malo le pasará, por ello se juró a si mismo protegerlo de cualquier cosa y si eso implicaba dar su propia vida para que Win estuviera bien, él lo haría sin pensarlo.

—Estaré bien cuando regresemos a casa y puedas volver a molestarme con cosquillas — sonrió con ternura sin darse cuenta de que las lágrimas de sus ojos ya habían salido sin dar oportunidad a detenerlas.

—Cariño no llores — menciono Bright levantando su mano con dificultad para alcanzar los ojos del castaño y secar esas preciosas perlas que mojaban sus mejillas sonrojadas.

—No me dejes, por favor — comentó entre sollozos — Bright eres el amor de mi vida, no voy a ser fuerte sin ti — se aferró a su pecho mientras su lagrimas mojaban aquella bata que vestía el pelinegro.

Bright sonrió con ternura al escuchar aquellas palabras salir de los labios de Win, su novio casi nunca le decía palabras cariñosas, él iba más a los abrazos espontáneos, que esta vez escucharlo hablar de esa manera alegraba su corazón, pero a la vez lo rompía, le dolía mucho ver llorar a su pequeño, sabía cuánto le dolía el tan solo pensar que podrían separarse, a Bright también le dolía tener que dejarlo, pero había escuchado al doctor y sabía que su condición no era estable y que tampoco tenía muchas posibilidades de mejorar de aquel accidente.

—Pequeño — acaricio la cabeza del menor con un poco de dolor en su muñeca, pero aun así consiguió consentir un poco a su novio — Debes de ser fuerte.

—No — se levantó con rapidez para besar los labios de su novio — No seré fuerte si no estás conmigo — los sollozos cada vez se hacían más fuertes — Tú eres mi mundo Bright no quiero que me abandones — la voz estaba quebrada mientras la desesperación aumentaba — Quiero estar contigo para siempre.

La Foto de Carnet│BrightWin (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora