7. Un día sin mi sol

257 43 10
                                    

La muerte es repentina, llega en el momento en el que menos lo esperas, así como la vida misma, cuando alguna persona se va de este mundo se siente un poco de melancolía por ella y sus familiares, pero de inmediato desaparece ese sentimiento porque nunca se tuvo contacto con ella o tal vez nunca existió un lazo más fuerte, tenerle miedo a la muerte es como temer una etapa de tu vida que tarde o temprano llegará, claro que ese es el único momento que nunca nos hará feliz, más que todo cuando se va una persona que amamos.

Cuando la muerte llega a las personas que queremos el sentimiento de melancolía es diferente, duele tener que pensar que nunca más podríamos mirar esa sonrisa que nos enamoró o volver a recibir algún pequeño consejo de su parte, el corazón se oprimía tan solo de pensar en que nunca más podríamos reírnos o disfrutar de su compañía, no volver a sentir aquellos abrazos tan cálidos que siempre nos brindaran una sensación de paz, ahora todo quedaba en dulces recuerdos, pero seguía siendo bastante injusto que la vida les haya prohibido disfrutar de un futuro juntos, no era nada coherente que la vida misma los haya unido en un momento mágico de sus vidas para que ahora el universo se ponga en contra de su amor y les niegue aquella felicidad logrando separarlos.

Una semana había pasado desde que Bright se fue, era un completo infierno para el menor porque seguía sin poder asimilarlo, sus crisis nerviosas eran demasiado frecuentes, lloraba sin poder controlarse, su corazón dolía demasiado cuando trataban de convencerlo sobre la muerte de su amado, nadie lograba comprender el dolor que sentía por eso no quería que nadie lo ayudara, era tan difícil aceptarlo que todas las noches dormía abrazando el peluche que Bright le regalo el día que se conocieron, aunque parezca ilógico, su corazón mantenía la esperanza que al despertar vería a Bright recostado junto a él ayudándolo a despertar de esa horrible pesadilla.

—Suéltame — grito el castaño con mucha fuerza mientras trataba de liberarse del abrazo de su madre buscando salir de su habitación.

—Hijo trata de calmarte, por favor — pidió su madre abrazándolo con más fuerza.

—No — volvió a gritar — Bright me espera en ese parque de diversiones mamá suéltame — demandó — Lo tengo que ver mamá por favor — sus sollozos eran demasiado grandes, a veces ni siquiera se entendía lo que Win mencionaba, pero tampoco necesitaban una explicación, extrañaba mucho a Bright era evidente.

El médico llegó para inyectarle un calmante, sus padres y amigos se preocupaban por su estado, no quería que nada malo le ocurriera a Win y estaban seguros de que Bright tampoco querría verlo de esa manera, por más que intentaban convencerlo de lo mucho que Bright lo amo mientras estuvieron juntos solo lograba que la tristeza del corazón del menor aumentara, era imposible no pensar en él, no recordarlo, no desear volverlo a tener junto a él ¿Por qué tuvieron que ocurrir todas esas cosas? ¿Por qué no los dejaron ser felices?, simplemente no había respuesta.

Win se quedó dormido en los brazos de su madre, su padre lo tomo en brazos y lo llevo hasta la cama para dejarlo descansar, a pesar de lo que se encontraba sedado, seguía aferrándose al peluche que tenía hasta un poco del olor particular que había en Bright, no quería dejarlo ir, todavía no estaba listo para dejar que se vaya.

Otro día más donde Win deseaba terminar con esa pesadilla, quería despertar y volver a ver a Bright junto a él esperándolo para desayunar, volver a compartir momentos junto a él como siempre lo habían vivido, no podía seguir aguantando esa lejanía necesitaba sentirlo cerca y aunque sus padres se lo impidieran ese día saldría de casa para estar más cerca con Bright.

Salió de casa con un buzo grande que pertenecía a su novio, que lo cubría completamente, aquel perfume particular en él se impregnaba por sus fosas nasales y eso lo hacía que el corazón del menor sintiera más dolor, pues ahora solo tenía recuerdos que lastimaban su alma, con la cabeza baja caminaba el castaño hasta llegar a la casa de Bright, la lluvia comenzaba a caer, pero nada importaba, los últimos días parecían estar tristes también, pues solo llovía en las tardes y en las mañanas las nubes cerraban completamente el cielo negando aquella visibilidad tan hermosa que brindaba el color azul.

La Foto de Carnet│BrightWin (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora