Capítulo 1: El diario.

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Esa mañana Rian llegaba tarde al salón de matemáticas. Le había hecho un favor a la maestra de ciencias y ahora llegaría tarde. Cuando entró al salón tropezó con la maestra y recordó que así fue como vio por primera vez a Nate.

- Llega tarde Rian White.-

No le contestó a la maestra y fue a su asiento, justo detrás de Nate. Vio por primera vez a Nate Hardy en el salón de matemáticas. El al igual que ella hoy, estaba tarde, pero estaba tarde para su primer día de clases. Cuando entró por la puerta tropezó con la maestra y le viró el café sobre la camisa. Los estudiantes hablaron sobre eso por toda una semena. Pero ¿Qué tenía esa maestra con pararse tan cerca de la puerta? En fin, cuando lo vio supo que le gustaba, sí, así de rápido. Sintió que su corazón latió más rápido que de costumbre al mirarlo. ¿Y quién no? Con ese cabello rubio y ojos verdes. Para su suerte el chico se sentó frente a ella y le habló más tarde para saber la hora. Podríamos decir que eran amigos. Ya era costumbre hablarse en el salón de matemáticas. Hablaban de cualquier estupidez, nunca algo serio.

La clase continuó tranquilamente y supieron que ya se estaba acabando porque la maestra había borrado la pizarra.

- Tropezaste con la maestra como yo, ja, ja.- Había llegado el momento favorito de Rian. Hablar con Nate.

- Sí, ja, ja.- Siempre se ponía nerviosa, nunca sabía de que hablar.

- Faltan cinco minutos para salir. ¿Irás a la cafetería hoy? No siempre te veo.-

¿No siempre la veía? Eso quería decir que la buscaba con la mirada ¿No? Quería gritar de emoción, pero lo haría luego. - No sé si ir hoy, verás mi amiga faltó y no tengo con quien pasarme.- No eran mentiras su mejor amiga, Melanie, había faltado.

- ¿Quiéres ir con nosotros? No me molesta y dudo que a mi amigo le moleste.-

La había invitado a comer. Bueno no era exactamente una cita y no estarían solos, pero podía contarse como una. No pudo evitar contestarle con emoción.

- Sí quiero.-

Cuando la clase culminó persiguió a Nate. Se sentía muy nerviosa y de cierta manera estúpida. Parecía un perrito detrás de su amo. Bajaron las escaleras y vio a su amigo. No era que hostigara a Nate, no, nada de eso. Pero de vez en cuando le tiraba el ojo. Vamos, todos lo hemos hecho cuando nos gusta alguien. No era la primera vez que veía al amigo de Nate. Era muy lindo, tal vez si no hubiera visto a Nate primero podría haberse interesado por el chico asiático. Era un poco más alto que Nate y tenía el pelo negro y lacio. Cuando vio a Nate se acercó a ellos.

- ¿Te acuerdas de la chica que te conté? Con la que hablo en mate.- Probablemente era el mejor día de su vida. Ahora resultaba que hablaba sobre ella con su amigo.

- Sí.-

- Se pasará hoy con nosotros, su amiga faltó y está sola.-

El chico asiático la miró y por un momento Rian pensó que estaba disgustado con su presencia. - Mucho gusto, mi nombre es Anakin, pero me dicen D.O. Siéntete libre de llamarme como decees.- Parecía ser amigable, incluso extendió su mano a Rian. Mano que Rian tomó.

- El gusto es mío, soy Rian y... Me dicen Rian.- No estaba segura si quería sonar graciosa o si solo quería dejarles saber. Lo importante es que los hizo reír a ambos. - ¿Por qué te dicen D.O?-

- En mi escuela de baile unieron la primera letra de mis dos apellidos, Dush y Oh. Así salió D.O, una locura lo sé.-

- Me gusta.- Sonaba muy interesante, quería tener un "nickname" así. Podría ser W.N de White Nathan, pero no se escuchaba tan bien como el de D.O.

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