016.

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El sonido de mi alarma hizo que me levante de golpe. Me acerqué hacia mi teléfono para apagar el ruido.

—Ugh...—.

Me incorporo y cojo mi móvil, miro hacia mi costado y veo el lado de la cama vacío. ¿Ya se habrá ido?, encendí el teléfono y veo la hora, "8:30".

Me levanto y camino aun somnoliento por la habitación hasta salir de ella y seguir caminando por el pasillo llegando a las escaleras, escucho el sonido de la sartén, como si estuvieran friendo algo.

—¿Jade? — pregunto bajando por las escaleras.

Al final de estas veo a mi amigo en la cocina, preparando el desayuno.

—¿Isaac? — pregunté confundido.

—¡Santiago! — saludó volteándose mientras sostenía la sartén con su mano y servía los huevos fritos en los platos. — ¿Cómo amaneciste hermano?

—Qué... ¿Qué haces aquí? —. Alzó una ceja como modo de confusión a mi pregunta.

—"Cómo que, que hago aquí"— se dio la vuelta poniendo la sartén en la hornilla para luego quitarse el mandil que tenía en su cintura. —. Me quedé a dormir ¿recuerdas?

¿A dormir?

—¿A sí? — respondí tontamente. — Debí olvidarlo.

—Ajá— cogió los platos y pasó por mi lado llevándolos a la mesa. —. Ven, siéntate, hay que desayunar

Asentí y caminé hacia la mesa, jalé la silla y me senté en ella, sentía la mirada de mi amigo sobre mí.

—¿Quieres jugo?

—Sí.

Estuvimos desayunando tranquilamente, pero yo aún sentía la mirada de Isaac encima de mí, era intimidante e incómodo. ¿Por qué me miraba?, yo hacia de todo para evadir sus ojos, y ni sabía por qué.

—Okay, acabemos con esto— habló, y yo alcé la mirada hacia él. — ¿Qué sucede?

—¿Eh? — balbucee. — ¿A qué te refieres?

—¿Qué pasa contigo Santiago?

Realmente no entendía sus preguntas.

Lo miré confundido.

—No... No sucede nada, ¿por qué piensas que sucede algo?

—Porque estás evitándome, estás evitando mi mirada.

Oh...

—No es nada.

—Santiago— insistió. —, se que está pasando algo

A veces me enoja lo mucho que Isaac puede ver a través de mí.

—Esta bien— solté rodando los ojos.

Dejé la cuchara sobre el plato y alcé una de mis manos para que apoye mi quijada sobre ella y ver directamente a Isaac.

—Soñé con mi padre— confesé recordando el sueño. —, soñé con Christian.

—¿Con tu padre?

Asentí.

—¿Qué soñaste?

Bajé la mirada y solté un suspiro, —Pues...

"—¡PAPÁ! — grité llamándolo.

Salí de mi cuarto rápidamente y corrí por el pasillo, bajar por las escaleras y encontrarlo a mitad de la sala con un libro en su mano.

Aeternum ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora