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—Benjamín— hablé cuando sentí su presencia.

—Hola— saludó.

Que incómodo. 

—¿Cómo es..

—Dijiste que querías hablar conmigo— fui al grano.— ¿Qué cosa es?

—Quería pedirte disculpas por que lo sucedió con tu amigo, y tu enamorada

Eso me sorprendió, no pensé que fuera a disculparse.

—Oh, bueno.. gracias— respondí.

—Enserio lo siento— wow, realmente sonaba arrepentido.— me porté como un idiota, no debí entrar a tu cuarto y ver tus fotos sin permiso, estuvo mal la forma en como me porté con ella, debo admitir que me dieron un poco de celos— soltó una pequeña sonrisa.

Qué. 

What did you say?

¿Escuché bien? 

—¿Celoso...?— pregunté confundido y nervioso.

—Si...— respondió pasándose la mano por el cabello— pero no pasa nada, fue mi culpa, no debí haber actuado así, lo siento

—Claro..— susurré.

¿Será este el momento para preguntarle? No quiero quedar como un imbécil.

La vida es una.

—¿Por qué lo hiciste?— pregunté finalmente. 

—Hacer que..— respondió confundido.

—¿Por qué te fuiste?, ¿por qué jugaste conmigo así?, ¿hice algo malo, lo merecía? Necesito saberlo, necesito respuestas

Lo dije, por fin lo dije. Sentí un gran peso irse de encima.

—Santiago..

—Por favor, respóndeme— supliqué.

—Lo que sucedió fue qu...

—¡BENJAMÍN!— el grito de una mujer nos interrumpió.

Ambos giramos para ver quien era, una chica se acercaba a nosotros con la preocupación en el rostro.

—¿Leyiha?, pero que de..— habló Benjamín confundido.

—Es Samy— interrumpió.— ella..., necesitamos que vengas, es urgente— suplicó, la mirada de Benjamín dio un giro inesperado, ya no se veía triste, sino preocupado y molesto a la vez.

¿Qué estaba sucediendo, quién es Samy?

—Santiago, perdóname, hablaremos en otro momento, lo prometo— dijo.

Asentí lentamente, aún confundido por lo que estaba sucediendo.

Benjamín me miro y luego se dio la vuelta para irse con esa chica rápidamente, llegaron hasta el auto que estaba estacionado al final de parque, entraron en el coche y desaparecieron por la pista.

——

—¿Santiago?

Cerré la puerta y caminé hasta el sofá y tirarme en él cayendo boca abajo.

—Quedé como un idiota Isaac— murmuré.

—¿Qué sucedió?— preguntó acercándose a mí.

—Lo hice

—¿Qué hiciste?— habló acentuando las palabras.

—Una estupidez— me quejé.

Sentí el cuerpo de otra persona sentarse a mi lado, la mano de Isaac hizo que me diera la vuelta y quede boca arriba, miré su rostro y entré en pánico.

¿Debería decirle?

A la mierda.

—Supongo que ya sabes a dónde fui, así que lo resumiré— hablé poniendo mi brazo sobre mi rostro como protección por si recibía un golpe por parte de mi amigo. — le pregunté por qué hizo lo que hizo y cuándo estaba a punto de responder una chica apareció, mencionó a una tal Samy y se lo llevó con ella, ¿y yo?, yo terminé como un idiota— finalicé.

Nada.

Silencio.

—¿Isaac? — pregunté retirando mi brazo.

Ojalá no lo hubiera hecho.

Segundos, eso fue el tiempo que le tomó a mi amigo para estampar la palma de su mano en mi frente ocasionando un fuerte sonido por el golpe.

—¡Maldita sea Isaac! — exclamé— esta vez sí dolió— me quejé.

—Mejor. — habló levantándose del sofá— ¡Eres un idiota Santiago! — exclamó molesto.

Me incorporé.

—¿Cómo mierda se te ocurre ir a HABLAR CON ÉL, y encima PREGUNTARLE sobre lo que te hizo? — preguntó molesto. — dijiste que lo habías olvidado, que ya habías superado eso y que tienes a Jade a tu lado ¿era mentira o solo la estás usando para olvidar a ese hijo de puta de tu ex?

—¿Qué? ¡No! — negué rápidamente. — eso es mentira, jamás usaría a Jade

—¿Cómo puedo estar seguro de eso, ¿cómo puedo saber que no mientes?

—¡Pues porque la quiero! — respondí levantándome del sofá.

—Pero a él, todavía lo amas ¿cierto? — me miró.

—Esto es patético— dije caminando hacia el cuarto de mi enamorada.

—Entonces responde— insistió siguiéndome.

Di que no.

—No, no lo amo— contesté volteándome hacia él.

—Mentira— habló.

Rodeé los ojos.

—Cree lo que quieras, pero te estoy diciendo la verdad

—Bien, te creo— dijo. — pero al menos decide a quién de los dos le pertenece tu corazón, para evitar que terceros salgan lastimados— se dio la vuelta.

Escuché el sonido de la puerta cerrarse.

—Maldita sea— maldecímientras me sentaba en la cama y ponía mi cabeza entre mis brazos. — soy un imbécil.



Aeternum ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora