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EL ITALIANO SOSTENÍA su rostro entre la curva de sus manos, intentando procesar todo lo vivido hasta el momento. Fue un golpe muy duro el que había recibido, el mundo se estaba enfrentando a un apocalipsis y su pareja había desaparecido. El nuevo mundo sin duda era cruel, no permitía que las personas pudieran llevar a cabo un proceso de duelo ante la pérdida de un ser querido. El italiano quería llorar, romper cosas y gritar con todas sus fuerzas pero no podía, por lo que tomó una botella de agua y bebió un sorbo, tragando su contenido y a la vez, sus sentimientos.
Alessandro se levantó del suelo y pasó una de sus manos por su rostro, tenía que seguir adelante a como dé lugar. El grupo requería de su ayuda y su concentración pero Daryl lo necesitaba aún más, el cazador había perdido a su hermano y Alessandro era el único que le quedaba.
Ahora mismo estaban llevando a cabo una misión suicida, debían recuperar un bolso con armamento que había caído de las manos del sheriff.
Alessandro levantó su escopeta y observó a través del divisor, el perímetro del lugar, el silencio en el ambiente era algo incómodo, se encontraba solo en un lugar apartado y no tenía manera de saber con certeza qué es lo que estaba pasando del otro lado. Era mucho silencio para su gusto, abandonó su puesto y minuciosamente se dirigió hasta donde se encontraba el resto del grupo, supo que algo no andaba bien en cuanto notó la ausencia de cierto hombre coreano y en su lugar, había un muchacho joven de no más de diecisiete años.
—¿Dónde demonios está Glenn y quién carajo es este tipo?— interrogó con el entrecejo ligeramente fruncido.
—Se llevaron a Glenn— respondió Daryl —Este pequeño bastardo y sus amigos bastardos, ¡Le voy a patear el trasero!— amenazó.
—Sea lo vayas a hacer, hazlo después o seremos comida de zeke's— alertó al grupo de la presencia de varios muertos vivientes.
—¡Corran al laboratorio ahora!— ordenó Grimes, en voz alta mientras recargaba su revólver.
Alessandro sostuvo con firmeza el brazo del más joven de la camada y prácticamente comenzó a arrastrarlo con él, en dirección al laboratorio, detrás lo siguió Daryl, luego Theodore y por último Rick.
…
—¿Esos hombres con los que estabas, a dónde se dirigían?— cuestionó Rick al adolescente.
—No voy a decirte nada— respondió, negando la idea de volverse un soplón.
—Será mejor que comiences a hablar princesa— amenazó el italiano a apretando su puño.
—Por Dios, viejo, ¿Qué fue lo que ocurrió allá afuera?— cuestionó Theodore.
—Se los dije, este idiota y sus amigos salieron de la nada y me atacaron— explicó el cazador.