La oscuridad me da calma, me envuelve y me hace sentir seguro. Noto a la gente pasando a mi lado, rozándome, pero no abro los ojos. Las luces del bar me abruman y necesito evadirme de mi nueva realidad de vez en cuando. Desde la operación, reconocer el mundo me cuesta mucho, no recuerdo que el mundo fuera tan confuso, agobiante y extraño.
Pero aquí, en este momento, estoy bien. Con los ojos cerrados sin ver nada, tal y como pasé el último mes de mi vida. Solo viendo el mundo a través de mis otros sentidos me siento en calma. Noto el olor a sudor, tabaco alcohol y marihuana en la ropa de la gente que pasa a mi alrededor. Oigo la música y siento el sonido del doble bombo retumbándome en el pecho, haciendo que mi interior tiemble con sus vibraciones, imponiéndose sobre los latidos de mi corazón con tal fuerza que incluso me falta el aire. De repente, el bajo comienza a sonar y marca un ritmo que hace que mi cuerpo se estremezca aún más, elevando mi sensación de trance hasta que la voz del cantante rompe el ritmo, generando en mí un escalofrío, asustándome y excitándome a partes iguales. Esta sensación es tan jodidamente buena que me hace sentir vivo ¡Joder! Por fin siento algo de verdad. Un escalofrío recorre mi espalda, mi adrenalina se dispara y siento la necesidad de moverme al ritmo de la música, de saltar y dejarme llevar.
Salto, pero me pego contra algo. Abro los ojos y la veo allí, frente a mí. Es una chica morena de ojos verdes, profundos y piel blanca. Está muy buena y está... ¿Empapada? Creo que la he tirado la copa encima. Tras disculparme la invito a reponerle la bebida mirándola a los ojos, intentando que entienda que ha sido un accidente. Al cruzar las miradas, su gesto cambia. Ha pasado de un más que evidente enfado a una sonrisa pícara y movimientos que me hacen dudar sí está ligando conmigo. Otra cosa sin sentido para apuntar en mi libreta de sucesos extraños. Aunque siendo sincero, antes de la operación tampoco entendía a las mujeres.
Ya en la barra la chica me acaricia el brazo. Mierda, el simple roce me excita, ¿Cuánto tiempo llevo sin un polvo? Demasiado ¡Joder! Tengo que controlarme, pensar en otra cosa. Pero al mirarla de nuevo me paralizó de golpe. Ella sigue siendo ella, pero en su cuello aparece una raya roja, como si alguien la hubiese cortado la garganta. La sangre comienza a salir, cada vez con más fuerza. Miro a mi alrededor pero nadie parece darse cuenta, ella sigue hablando y me mira extrañada, pero yo no puedo moverme. La chica está degollada, desangrándose delante de mí y ni si quiera ella parece ser consciente ¿Qué me está pasando?
De repente el camarero me toca, le miro y doy un saltó hacía atrás, las cuencas de sus ojos están vacías, ensangrentadas y sus músculos oculares cuelgan dentro de ellas, dos regueros de sangre corren por sus mejillas, la barra se está cubriendo del rojo y denso líquido.
Me separo aún más de ellos, tengo que salir de allí. Aquello no es real, lo sé, no puede serlo pero no puedo controlarlo. Salgo corriendo, voy empujando a la gente para hacerme sitio. Me llevo yo también un par de empujones en repuesta que me hacen estar a punto de caer, pero no me giro, cierro los ojos y corro.
La presión en mi pecho ha vuelto a colocarse con fuerza, no puedo respirar, la cabeza me da vueltas, solo oigo un zumbido lejano y mi piel arde. Necesito el aire frio de la calle, sentir espacio a mi alrededor. Empujó al segurata de la entrada al salir, sé que me ha gritado algo pero no puedo oírle, solo siento miedo y corro. Corro con todas mis fuerzas en la oscuridad de la noche buscando alejarme todo lo posible. Volver a sentirme seguro.
¿Qué coño era eso de ahí dentro? Por fin he podido parar, no sé cuánto tiempo he estado corriendo, aunque me la suda, la verdad. El médico dijo que me tendría que acostumbrar a ver las cosas de otra manera, que a veces los ojos trasplantados traían su propia memoria visual, pero ¿esto es ver las cosas de otra manera? ¿Qué tipo de mierdas veía el tío que tenía antes mis ojos? Me da igual, esto no puede ser normal. Nunca he sido una persona muy cuerda pero no había tenido visiones hasta después de la operación y ahora se repetían con cada vez más frecuencia, acojonándome de verdad.
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La mirada en la oscuridad
HorrorUnos nuevos ojos, una nueva mirada y una nueva forma de ver el mundo. Un deseo que se vuelve incontrolable... "Tú disfruta del viaje, sólo tienes que observar..."