Los recientes hechos pasados en su trabajo nocturno, la habían puesto de mal humor, y su excelente trabajo aunque no tan bien remunerado de las mañanas, no había sido suficiente como para volverla a colocar en su centro, seguía desequilibrada, y quizás por eso había pedido unos días en el burdel caro y que pretendía no ser uno.
Le sonrió a su mejor amiga, que había levantado la mano para indicarle donde estaba sentada, así que avanzó abriéndose paso entre la multitud, lo suyo no era ir a pubs, ni a bares ni a antros, lo que menos quería era que alguien de su trabajo la reconociera y le levantaran una queja en la escuela, las personas parecía importarles un bledo la línea entre trabajo y vida personal.
—Veo que sigues de muy mal humor, ¿ya vas a decirme qué pasó? –Elevó una ceja, con preocupación.
—Dime algo, ¿has fingido tener un orgasmo con Rolf?
— ¿Por qué debería? Digo, la única manera de fingir uno es que no te lo provoquen, y hasta el momento, Rolf lo hace, así que no, no he tenido esa penosa necesidad, y en el momento en que pase, bueno, sin duda le preguntaría ¿todo bien en tu trabajo, cariño?
—Así que nunca en tu vida, has tenido que fingir uno.
—Ah, no, sí los he fingido, pero jamás en una relación estable, en encuentros de una noche, sí, y bueno, mi tren no se ha detenido de nuevo en esas estaciones –sonrió divertida –pero dime, ¿por qué la pregunta?
—Ah, es que un imbécil me preguntó ¿por qué seguía tan obsesionada con un tipo que nunca me había dado un orgasmo?
—Bueno, ese imbécil está más preocupado e interesado en tu buen desempeño sexual que tu adorado Michael, dime ¿ese imbécil te ha provocado uno? –Sonrió.
—No –puso cara de asco.
—Déjalo, busca una estación nueva, querida Ginny –le sonrió.
—Es solo... un conocido, no un amante, ni nada.
—Ah, bueno, menos mal, ya de primera te digo lo mismo, no te estaciones en un lugar que no es para ti, ya supera también al idiota de Corner, por favor, Ginny.
—Es mi orgullo, el que quiero vengar, no es más interés por él.
—Bueno, entonces, demuéstralo, te buscaré un chico ardiente para esta noche –le guiñó un ojo –creo que lo necesitas, pero primero unos tragos.
Luna y Ginny bebieron un poco y fueron a la pista, ya que la rubia no había encontrado por el momento un buen candidato para la pelirroja, aun así eso no evito que se divirtiera un rato.
—Encontré al indicado –gritó Luna en su oído.
Los ojos castaños de Ginny fueron en dirección donde su amiga señaló con discreción, un chico alto de piel oscura, que sin duda lucía extremadamente sensual entró al pub con un chico alto y rubio, que también se veía bastante guapo, le resultaba familiar el primero, pero no sabía de dónde.
—Veamos primero como se mueve –informó Luna –si sabe mover las caderas en la pista de baile –se acercó a ella para susurrar en su oído –sin duda sabe moverlas en la cama lo suficientemente bien como para darte un buen orgasmo.
—Nunca había pensado en eso –admitió Ginny, levantó su shot y lo tomó de un solo trago.
Tenía que admitir que su amiga tenía buen ojo para los hombres, el chico bailaba bastante bien, la sujetaba de forma un poco posesiva y movía sus manos en su cuerpo, aunque respetando casi al borde los límites permitidos, aunque su actitud era ciertamente fanfarrona, estaba bastante acostumbrado a ser el centro de atención, pero aquello era simplemente un buen rato, y era una buena manera de procesar su poca falta de autoestima que tanto Draco como Luna, le habían hecho notar.
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Wicked Games || Drinny
Fanfiction[AU] En un juego tan peligroso como ese, hay muchas reglas, pero la primera y la más estricta: jamás te quites la máscara, no muestres al contrincante tu verdadero rostro. A Ginny Weasley no le importan las reglas, ella sólo quiere jugar para vengar...