𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟑.

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Los sueños de Andrómeda comenzaron a ser más frecuentes y más fantasiosos con cada día que pasaba, y poco a poco un hombre de ojos verdes se convertía en el personaje principal de cada una de sus fantasías.

La mujer estaba encantada, siempre encontraba inspiración en él y en sus sueños, para comenzar a escribir su gran obra de arte que, ella esperaba, la hiciera convertirse en una famosa.

Edén estaba fascinado, pero poco a poco, aquellas experiencias comenzaron a sentirse como nada. Pues el que él estuviera mucho tiempo en la mente de ella, hacía que los sueños de Andrómeda fueran del mundo de Edén, y el guardián quería saber más de la humanidad, quería conocerla y entenderla, y quizá, si no era locura, tal vez adentrarse a ese mundo tan fantástico que a él tanto le llamaba.

Por aquella misma fantasía, Edén decidió embarcarse a lo desconocido y, por primera vez, Edén salió del bosque. Al principio el mundo humano se le hizo muy salvaje; había monstruosidades en todas partes, edificios altos, artefactos extraños con ruedas que iban demasiado rápido, muchas luces, demasiados anuncios, tantas personas caminando, tantos animales domesticados, tanta comida, demasiada contaminación, mucha basura y un exceso de consumismo.

De las personas había tanta variedad que se sentía confundido. Tantas razas, colores y tamaños, tantos lenguaje y expresiones, tanta gente de diversa edad y gustos, de maneras de expresarse y comunicarse, con personalidades tan diferentes y salvajes que lo hacía sentir más fascinado.

El mundo humano también era mágico.

Sin embargo, como una melodía armoniosa, Andrómeda apareció en su campo visual mientras caminaba entre el lugar. Y como era de esperarse, comenzó a seguirla de la manera más cuidadosa que podía para que ella no lo viera, y por varios días a eso se dedicó. Salir del bosque, recorrer el mundo humano, buscar a Andrómeda, contemplar sus actividades humanas, acompañarla al bosque, observarla entre los árboles, acompañarla hasta su hogar, regresar a su cabaña, redactar en su diario sobre Andrómeda, meterse en sus sueños y continuar aquel ciclo sin fin.

Por otra parte, aquella decisión hizo que los espectros se reprodujeran cada vez más, siendo en aumento, dándole cada vez más energía a las Irixtas, que, en sus escondites, recuperaban fuerza, vitalidad y energía para realizar lo que ellas quisieran.

El hogar de Edén cada vez estaba más solo, y eso hacía que personas curiosas entraran a sus aposentos e invadieran de su privacidad. Tanto espectros que, ante observar al guardián tan distraído de sus funciones, decidieron dedicar su tiempo en indagar sobre las pertenencias del guardián hasta llegar a saber sobre Andrómeda, siendo ella quizá una oportunidad de deshacerse por fin del primer y único guardián del bosque; Edén. Por otra parte, también existía una Irixta que, al igual que él, había hecho algo prohibido.

Pese a que Edén y las Irixtas eran enemigos, ya que él llegó a reemplazarlas y a exterminarlas, aquella Irixta llamada Chelseay, lo observó de curioso en Oklahoma, y ella decidió buscar del hogar de Edén con ayuda de los espectros, y eso hizo.

Contempló las pertenencias de él y se dio cuenta que el hombre tenía un amorío con una humana. Algo pasajero, algo de una vez. A Chelseay aquello le llamó la atención, ya que nunca antes ella había conocido a la especie humana, pues al ser una Irixta nacida después de la revelación de su especia, nunca antes había convivido con los humanos y mucho menos los había observado. Por eso la curiosidad la atrajo, y, por ende, decidió hacer algo inapropiado: seguir los pasos de Edén y adentrarse al mundo humano, en busca de conocer y quizá, experimentar aquellas emociones que tanto redactaba el guardián en sus libros.

Chelseay era muy guapa. Tenía el cabello blanco y era tan delgada y tan blanca, que se podría considerar que era albina, sin embargo, no lo era. Tenía una altura de casi dos metros, y pese a que, con sus primeras impresiones, parecería que era una mujer muy tierna y amable, era todo lo contrario. Su personalidad era dura y severa. Le encantaba tener siempre la razón y ser muy justa. Amaba tener el control de todo y alcanzar la perfección, era dominante, pues ella era la princesa de las Irixtas, próximamente la reina de aquella especie tan exterminada y tan perdida.

La mujer huyó y se introdujo a aquel mundo humano tan perverso, entrando al igual que Edén. Con una serie de dudas y cuestiones de no saber qué hacer con el mundo que la rodeaban: poco a poco ella terminó conociendo a un hombre.

Chelseay tenía a su hombre y Edén tenía a su mujer. La única diferencia que radicaba era que la Irixta quería experimentar todo lo que era ser un humano y se animó a conversar con el hombre que le había llamado la atención, y decidió seguir más allá de lo que su cuerpo le pedía y lo que el humano le enseñó. Mientras que Edén seguía en lo platónico, aun amando en secreto a Andrómeda, esperando él, algún día, animarse en hablarle a su amada.

Nota: ¿Por qué creen que haya aparecido esa tal Chelseay? ¿Qué les va pareciendo la historia? ¿Creen que Edén un día se anime a hablarle a Andrómeda?

Entre los espectros y los sueños, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

1 | 𝗘𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝘁𝗿𝗼𝘀 𝘆 𝘀𝘂𝗲ñ𝗼𝘀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora