Izuku y compañía van a disfrutar su último fin de semana de sus vacaciones de verano en la famosa ciudad de las Vegas. En su última noche, beben tanto que olvidan todo lo que hicieron la noche anterior, para luego saber que su compañero Izuku desper...
—Siéntate y ponte cómoda, voy a prepararte un delicioso chocolate caliente. Parece que la opción del té no está disponible en este momento, pero tranquila, tengo un increíble chocolate enviado directamente desde México por mi abuela en Navidad. Provienen de un estado al sur del país donde el chocolate es fenomenal.
Comentó Izuku mientras se dirigía a la cocina de su apartamento, mientras Akko se acomodaba en el acogedor sofá de la sala común.
—¡Oh, muchísimas gracias! —exclamó Akko emocionada al recordar que Izuku había mencionado ese chocolate en una conversación anterior. Lamentablemente, nunca tuvo la oportunidad de probarlo hasta ahora.
Después de eso, para manejar su evidente nerviosismo y ansiedad al encontrarse con su esposo perdido, Akko decidió explorar la sala mientras esperaba a que él terminara de calentar el delicioso chocolate que le serviría. Rápidamente se percató de los detalles peculiares de la herencia mexicana de Izuku: fotografías enmarcadas de sus abuelos, souvenirs de sus viajes anteriores. Todo esto confirmaba que Izuku no le había mentido sobre su vida, lo cual la hacía sentir aún más cercana a él de lo que había imaginado.
Sin embargo, había una fotografía que despertó su curiosidad. Al acercarse para examinarla mejor, se dio cuenta de que era una imagen grupal con todo el grupo de la Academia U.A. Ver a Izuku con una sonrisa en su rostro, disfrutando de la camaradería de sus compañeros, le recordó sus días en la Academia Luna Nova y su breve estancia en la Torre del Reloj. También había tenido amigos en quienes apoyarse en los momentos más difíciles que había vivido, y ver que Izuku tenía a los suyos le reconfortaba de alguna manera.
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—¡Un momento! No es...
Inmediatamente, al ver la fotografía, reconoció a la chica de cabello castaño llamada Uraraka Ochaco y se sintió torpe por no haberle preguntado directamente si conocía a Izuku cuando la tuvo frente a ella. En ese momento, desconocía el nombre real de Izuku, ya que había dado un nombre falso. Hasta el día de hoy, tanto ella como su amiga Diana necesitaban aclarar ese punto una vez que las cosas se resolvieran.
Por otra parte, desafortunadamente, aún no conocía la identidad de la novia que Izuku les había mencionado, la que supuestamente lo agobiaba y cuya relación estaba en decadencia. Sin embargo, teorizaba que podría estar en el mismo grupo que Izuku, por lo que, cuando lo descubrieran, deberían hablar con ella para poner fin a su relación en caso de que quisiera aprovecharse del accidente que provocó la pérdida de memoria de Izuku.
—¡Finalmente, aquí está! —exclamó Izuku emocionado al tener en su apartamento a la bruja a quien más admiraba, mientras se acercaba a la sala sosteniendo dos tazas de cerámica con chocolate caliente.
Al escuchar que él se acercaba, ella dejó la fotografía que estaba viendo y se sentó nuevamente en el sofá. Afortunadamente, no se dio cuenta de que había estado husmeando en su ausencia. Cuando él se sentó a su lado, le ofreció la taza que había estado esperando.