P R O L O G O

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La caída fue tan rápida que la familia no tuvo ni tiempo de gritar.

Donde antes crecía su casita llena de vida y alegría, ahora solo se veían los escombros y una gran nube de polvo.

—¡Mirabel! — el grito desgarrador de Julieta buscando a su hija rompió esa burbuja donde procesaban los hechos.

—¡Mirabel! — acompañó Agustín corriendo con su esposa. Toda la familia también corrió siendo encabezadas por Luisa e Isabela.

Pepa y Félix se detuvieron un momento para acoger primero a sus hijos, sin embargo, estos corrieron inmediatamente vieron que estaban relativa bien.

Alma se quería acerca, ir a abrazar a su nieta hasta asegurarse que este bien, pero por los últimos sucesos estaba segura que no sería del todo bienvenida asi que se mantuvo a un margen, cerca de la familia, pero a la vez dando su distancia.

Se presencio la escena más desgarradora para ella y la familia.

La dulce Mirabel, siempre tan alegre y brillante como la misma Casita ahora estaba llena de polvo debajo de varios escombros de la torre de Bruno, tenía el cabello lleno de sangre, y varias partes de su blusa blanca se encontraban manchadas de ese mismo liquido rojo oscuro.

Pero lo más desastroso es cuando notaron que no se movía, su pecho no subía ni bajaba por la respiración... no... no estaba respirando

—¡Mirabel! ¡Hijita! Vamos, mi amor respira— rogo Julieta tomando la cabeza de Mirabel y posicionándola sobre su regazo, peino sus rulos desesperadamente.

—Bebé, respira por mami y papi— suplico Agustín arrodillándose a su lado y buscando frenéticamente el pulso en su muñeca o su cuello.

Las lágrimas se formaron rápidamente mientras soltaba miserables sollozos.

—Juli... no... no esta

—¡Ella está bien! — grito acercando el cuerpo de Mirabel hacia su pecho murmurando frenéticamente el nombre de su hija

—¡Hermanita! — grito Luisa arrodillándose al lado de su madre queriendo ver el estado de Mirabel.

—Lulu... ella— murmuro Agustín entre sollozos ahogados, debía de ponerse fuerte frente a sus hijas.

—¡No! — grito Isabela estando junto a Mirabel y tomando su mano —. ¡Ella está bien! ¡recién nos reconciliamos! ¡ella no puede irse! — rogo entre llanto.

—¡Mirabel! — grito Camilo llegando con toda la familia.

—Mira— chillo Antonio corriendo también para buscar a su prima favorita.

—¡Dolores llévate a Antonio! — grito Pepa.

—¡No, quiero ir con Mira!

—Vamos Toñito— Dolores lo cargo a pesar de las protestas y los golpes que el niño daba para liberarse, soltando silenciosas lagrimas; había escuchado el momento en que el corazón de su prima había dejado de bombardear, antes de sentir como le separaban del mundo y todo se volvía más silencioso.

En sus gritos de desesperación y suplicas, el pequeño trozo de cera quemada que quedaba fue recubierto por un intenso brillo multicolor.

Todos miraron por un momento el brillo, el cual reflejaba las lágrimas de toda la familia que afrontaba ese momento de pena y desesperación.

Todos vieron asombrados el espectáculo, a excepción de una persona, que ya lo vivió y siempre recordaba ese momento, ya sea en una pesadilla o un lejano recuerdo amargo.

"Estoy bien" | Encanto AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora