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Las cosas siempre fueron extrañas. El mundo es gigantesco y nunca he comprendido mucho de él. Cómo pasan las cosas, qué es lo que dicen exactamente y si lo que dicen es lo que creo que significa. No lo sé, quizás nunca lo sabré porque nadie me explicará y porque ellos no me entienden a mí tampoco.
Desde que nací ha sido suficiente. No recuerdo mucho de lugares, no he ido a tantos. Lo más lejos que recuerdo es estar en un pequeño patio. No tan pequeño en ese entonces. Otros iguales a mí, aunque no les conocía mucho, quiero decir, no recuerdo si nos llevábamos bien o no. Probablemente sí. Me gusta mucho jugar y esas cosas, no puedo imaginar no haberme llevado bien con los perros con los que compartía patio.
Y, lo que más recuerdo. El día en que él observó el jardín y hablaba con el Dueño del patio. Los demás se acercaron a él en cuanto lo vieron. Porque todos podíamos sentir las cantidades explosivas de energía positiva, una sonrisa grandísima y un cuerpo gigante. Su pelaje (¿cabello es como ellos lo llaman?) era de dos colores; gris y blanco. Con forma graciosa, porque era puntiagudo. Olía a almendras y resina, mágico y alegre.
Yo no corrí hacía él. Probablemente me precipité al saltarle encima con un juguete en la boca. Estoy muy seguro que él no lo creyó así, se rió, me acarició detrás de la oreja y lanzó el juguete para que yo pudiera ir por él de nuevo. Y jugamos un rato, hasta que se giró al Dueño del patio. Sonrió mucho, él sonrió todo el tiempo.
Luego se agachó conmigo, me acarició la cabeza "Hola, cachorro, soy Koutaro" dijo "Estoy seguro de que harás feliz a Kags"
No sabía qué diablos era un "Kags" pero juré que haría lo que fuera para hacerlo feliz.
Le lamí la mano y me llevó en sus brazos hasta esa cosa grande con ruedas, asientos de tela y olor a plástico... olor a plástico y a resina y a magia y alegría. Fue un viaje corto, Koutaro no dejó de hablar en ningún momento.
Él decía "Kags tiene los ojos más azules en todo el mundo" y "él también es como un cachorro, es adorable" luego hizo un puchero "aunque dijo que los animales no lo quieren... tú lo querrás ¿verdad? Odio ver a Kags triste, me pone triste también" luego suspiró y pude sentir algo extraño. Venía de una manera tan fuerte que no pude saber qué era. Provenía de él, de su interior, de sus manos en el volante, de sus ojos fijos en la carretera. No tuvo tiempo de hablar más cuando estacionó el carro, pero, de alguna manera, sentí que dijo, mucho, mucho, muchísimo más.
Esta era una casa más grande. Caminamos hasta la entrada y Koutaro golpeó la puerta 3 veces. Se abrió y pude ver a un humano más delgado y pequeño que Koutaro. Olía a arándanos y lluvia, a curiosidad y melancolía. Sus ojos eran azules, profundamente azules...
Lo descubrí después. Ese era Kags aunque se presentó como "Tobio". Sus ojos brillaban tal cuál brillaban los de Koutaro al verlo a él. Kags me miró y no se acercó de inmediato, de hecho, al contrario, dio un paso atrás.
