Cuentos de la Tribulación Cuántica

Tecnología. Algunos de sus Ejemplos Históricos.

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Cada sociedad entiende el uso de la tecnología de una forma determinada en base al medio en el que se desarrolla y en cómo puede aprovechar los recursos que este ofrece en su beneficio. Porque conforme la humanidad dispone de un grado inferior de desarrollo tecnológico, más depende de su medio. Pero, ¿realmente es una civilización inferior por ello? No. Tal y como yo lo entiendo, el desarrollo de la técnica avanzando hacia un estadio de ''civilización superior'' no es más que un mito. Es decir, la tecnología entendida como esa mejora en la producción sistemática a través de la técnica es un hecho, pero vemos como a lo largo de la historia diversas civilizaciones e han ''estancado'' socioeconómicamente hablando y tal y como el discurso imperante así nos vende y, en mi humilde opinión, considero que algunas de esas civilizaciones ''incivilizadas'' no son más que comunidades que directamente han alcanzado un grado de armonía con su medio óptimo y, por tanto, no necesitan ''avanzar más'' no necesitan un progreso autoimpuesto por aquellos que buscan lucrarse de su medio y de sus gentes. No entienden el uso de la tecnología como herramienta con la que sobreponerse a los demás e imponer su poder.

El problema está en que cuando se establece la imposición de una cultura frente a otra en vez de haber un entendimiento y comprensión mutua entre ambas, aquel que posee más fuerza bruta se impone sobre el que no dispone de esta.

Es algo que apreciamos en distintos lugares y épocas a lo largo de la historia... En Japón con el comercio Nanban durante el período Sengoku con la compraventa de armas a los portugueses durante el siglo XVI.

No obstante esto no siempre fue así, pudiendo establecerse una segunda lectura al respecto.

La historia de la humanidad puede llegar a comprenderse como una superposición de poderes ejercida a través de la violencia de unas sociedades (consideradas tradicionalmente como ''más avanzadas'' o ''civilizadas'') frente a otras (''menos avanzadas'' o ''incivilizadas''), pero en el momento en el que ahondamos en el estudio de esa ''incivilización'' la cual, siguiendo el discurso tradicional, tenía que ser subyugada bajo el poder de las armas del hombre blanco para traerles cultura o la fe verdadera, apreciamos que esta retórica realmente no es más que una imposición política traída de mano de las naciones dominantes frente a las que viven con sus formas características en su propio medio. Ante esta nueva realidad, las civilizaciones consideradas como ''inferiores'' por los europeos, sistemáticamente han tenido dos opciones: luchar por la defensa de su independencia o ser asimiladas por la nueva cultura. Ejemplos de ello los encontramos desde la propia conquista de México llevada a cabo por Cortés, en la que algunos pueblos como los Tlaxcaltecas (enemigos acérrimos de los aztecas) se unieron a los conquistadores mientras que otros (como aztecas y mayas) defendieron sus propias formas de vida luchando y sucumbiendo encarnizadamente frente a estos, entre otras cosas, por presentar un nivel tecnológico inferior. Los aztecas sucumbieron, pero los mayas resistieron y aun hasta el día de hoy encontramos en Chiapas la resistencia de los primeros pueblos frente a un estado mexicano que parece que no se ha molestado nunca mucho por escuchar sus demandas. Igualmente, este tipo de prácticas las encontramos también durante la segunda mitad del siglo XIX con el reparto de África por las potencias europeas o con la imposición del comercio en Japón, generando grandes problemáticas en el primer caso al presentar estructuras tribales e incidencias de carácter menor en Japón (donde el emperador buscó asimilar las formas socioeconómicas que les traían estadounidenses y europeos frente a resistencias al cambio por parte de algunas élites guerreras produciéndose el conflicto conocido como Guerra Boshin). Vemos también el mismo ejemplo con la imposición de las formas romanas frente a otras sociedades denominadas como ''bárbaras'' por no asimilar pacíficamente las formas de dominación romana.