Cuentos de la Tribulación Cuántica

Descenso a la Supervivencia

Hoy es trece de noviembre del año 3 después de que el Sol desapareciese y nuestro mundo entrase en colapso ciñéndose en una oscuridad perpetua.

Su nombre es Meryck y lo único que pudo hacer después de enfrentarse a una realidad tan indeseable como la que es, fue coger un pico, alimentos, ropa cómoda y adentrarse en un pequeño refugio que tiempo atrás su gente ya había estado utilizando para resguardarse en la mina de la lluvia. El refugio era espacioso y contaba con algunos armarios y un par de literas con hueco para dos camas en cada una de ellas. Se encontraba guarecido en la roca de una inmensa montaña, dentro de una propia caverna que ya de por sí era cubierta debido al intenso trabajo que solía recibir día tras día, habiendo sido el sustento de muchos de los de la raza de Meryck y después reconvertido en albergue tiempo antes cuando el mundo no era un lugar tan extraño.

Había un portón de robusta madera de roble con una cerradura a medio camino del gran tablón que funcionaba como medida de seguridad. Cuando Meryck llegó sacó de su saco una llave tan extraña que el mismo proceso de creación requería de un herrero maestro para forjarla, por suerte él se había hecho con una copia por motivos propios de seguridad, habiendo solo otras dos llaves como esta. Libera el mecanismo y consigue abrir la puerta mientras ruidos infernales sacudían la tierra tras su espalda. La cerró a toda prisa, siguió caminando de apresurada y diligentemente y subió a un rústico ascensor que le llevó al séptimo piso bajo la tierra. Al llegar siguió todo recto un estrecho pasillo por el que solo podría pasar un grupo de enanos si se encontraban en fila y, más tarde, tras caminar durante unos noventa segundos sin parar, giró a la derecha: allí se encontraba el refugio.

Sacó una segunda llave, esta quizás un poco menos elaborada que la primera, y abrió la cerradura, entró y se encontró con un lugar algo desbaratado, posiblemente porque estaba limpiándose cuando todo el problema estalló en la cara de quién se encontraba allí y tras oír ruido, sus limpiadores se apresuraron en salir y ver que pasaba (craso error).

Las literas estaban desechas y a algunas de estas le faltaban parte de sus sábanas, pero esto no fue un problema ya que Meryck entre las cuatro camas pudo reunir un número considerable de abrigos con los que poder sobrevivir a una fría noche en aquel todavía más oscuro lugar que el ahora nuevo mundo exterior.

Eso sucedió hace tres años, cuando Meryck no se atrevía tan siquiera a salir de allí y se dedicaba a alimentarse de la comida enlatada que su familia solía regalarle como broma el día de su cumpleaños para que estuviese bien alimentado en su trabajo. Su trabajo. ¿Quién le diría años atrás que aquel pequeño refugio construido como lugar en el que resguardarse en la mina los días lluviosos le estaría salvando ahora la vida?

Meryck no sabía cuál había sido el destino de su familia, sus padres murieron de una extraña enfermedad cuando él era bien joven y sus tíos solo podían reunirse con él una vez al año debido a la dificultad que planteaba el llegar hasta su hogar. Su abuela, quién le crio cuando sus padres murieron, hacía tiempo que también falleció y su primo, Kräzamg, solo Dios podría saber donde se encontraba. Estaba solo, teniendo que hacerle frente a un problema que ni él mismo comprendía y sin nada importante que hacer, excepto excavar.

El pico que trajo consigo le serviría de sustento para estar entretenido teniendo algo que hacer durante los largos días bajo la roca. La red de túneles en la que se encontraba, parcialmente abandonada tiempo atrás y en la que ya el propio Meryck trabajó algunos meses, era una estructura laberíntica formada en torno a la sustracción de hierro y plata. Estaba abandonada desde febrero y ahora cumplía con la función de hotel autónomo para viajeros. Otras dos personas tenían la misma llave que podía abrir el recinto, pero fueron dos enanos cuya fortuna no debió haber sido muy buena, en sus pensamientos, Meryck recuerda aquella mañana así: