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Habían pasado aproximadamente dos meses desde que descubrió la infidelidad de su ex esposo, sí, ex esposo.

Después de lo ocurrido, fue de vuelta a casa de sus padres y contó todo lo que vio, decir que sus padres estaban molestos era poco. Katsuki estaba destrozado y estaba seguro de querer romper ese matrimonio, sus padres lo apoyaron, sin embargo, Katsuki se negaba a ver al pecoso, no quería volver a saber nada de Izuku Midoriya, sus padres se ofrecieron a arreglar todo el proceso de divorcio, él sólo tuvo que firmar los documentos y se le fue avisado cuando el divorcio fue oficial.

A pesar de todo, él no estaba feliz, pues el amor que sentía por el idiota no había desaparecido de la noche a la mañana, en especial cuando llevaba un pedacito de él en su vientre, el embarazo había sido complicado desde entonces, pues era bien sabido que necesitaba de feromonas alfa para que su pequeño cachorrito se desarrollara con éxito, pero ya no tenía un alfa, solo la marca de uno, la cual se encargaba de cubrir con un collar anti mordidas.

—Bakugo, atiende la mesa 3 — le ordenó su jefe.

Katsuki gruñó —Deja de darme ordenes, yo sé lo que tengo que hacer — contestó molesto.

Ese había sido otro estrés que añadió a su vida. Cuando habló con sus padres sobre la infidelidad de Midoriya, él les había dejado muy en claro que no quería ni siquiera estar en la misma ciudad que el pecoso, pues conocía bien al idiota, sabía que lo buscaría hasta debajo de las piedras para tratar de justificarse y él no estaba dispuesto a darle esa oportunidad.

Fue una decisión difícil, pues sus padres querían estar con él en todo momento y así poder apoyarlo durante su embarazo, pero él no quería ser una carga ni una molestia para ellos, así que llegaron a un acuerdo, Katsuki seguiría solo por su cuenta en otra ciudad, pero ellos le comprarían una vivienda, así fue como terminó viviendo al otro lado de Japón, pero al menos tenía un techo seguro. Lo difícil era mantener el lugar, pues la casa era grande y los servicios no eran nada baratos, eso sin contar la comida y la ropa que tuvo que reponer; al menos sus padres le habían dado la casa amueblada, lo agradeció mucho, pero se rehusaba a recibir una moneda más de ellos.

Debía conseguir un empleo.

A diferencia de otros omegas, Katsuki terminó sus estudios a pesar de haber sido marcado, el problema es que para un Omega era difícil conseguir un trabajo, en especial cuando el Omega está embarazado. Por esa razón terminó trabajando como mesero en una pequeña cafetería, el dueño era un beta bastante prejuicioso que lo contrató diciendo que "los omegas no son aptos para laborar, pero alguien debe darles trabajo si lo requieren", para Katsuki era el beta más imbécil que ha conocido en su vida, pero internamente le agradecía por la oportunidad.

Terminó de tomar la orden de la mesa 3, regresó a la barra y entregó la hoja donde anotó el pedido, sólo debía esperar para entregar la comida al comensal, el día parecía ser uno tranquilo.

—¡Katsuki! — lo llamaron en un grito que denotaba felicidad y emoción.

—Ay, no — se lamentó en voz baja.

Casi de inmediato sintió como era abrazado por la espalda mientras un par de manos curiosas se paseaban por su vientre, el cual comenzaba a hacerse notar.

—¡Deja de manosearme, maldita loca! — gritó mientras intentaba separarse de la chica.

—¡Pero amo la casita del bebé! — protestó sin despegarse ni un poco.

—¡Cállense los dos! — exigió el jefe del rubio.

—¡Si quieres que me calle, quítame a tu puta amiga de encima! — gritó bastante molesto.

Roto [DekuKatsu (Omegaverse)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora