II

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No sabe cómo pasó, sólo pasó, pero sus 4 meses de embarazo pronto se convertirían en 8.

Acarició su hinchado vientre mientras miraba el techo de la habitación, se encontraba recostado en el sofá de la sala, era su día libre y había decidido quedarse en casa y solo descansar. Últimamente se sentía más cansado de lo habitual y ni hablar sobre el dolor de sus pies, ese cachorro no le estaba dejando las cosas fáciles.

Escuchó el ruido de la puerta de la entrada al ser abierta y clavó su mirada al pasillo que conectaba con la entrada.

—¡Estoy en casa! — gritó una voz que ya era bastar familiar.

De inmediato la habitación se llenó de feromonas alfa, cosa que lo hizo sentir más tranquilo y relajado, ronroneó de manera involuntaria y soltó un suspiro de satisfacción.

Los pasos del alfa se escucharon cada vez más cerca.

—Traje tu comida — anunció el enorme hombre mientras le mostraba la bolsa de papel entre sus manos.

—Ya era hora — fue la única respuesta que dió el rubio.

Inasa se había acostumbrado demasiado rápido a las actitudes del rubio, así que con una enorme sonrisa en sus labios caminó hasta sentarse al lado del rubio y le entregó la bolsa de papel.

Katsuki no perdió el tiempo y sacó rápidamente la hamburguesa que le había pedido al alfa, su bebé tenía hambre y le exigía esa enorme hamburguesa.

Después de que ambos se conocieron en ese incidente en el café, las cosas para ambos cambiaron demasiado rápido.

Inasa era un alfa puro, hijo de una buena familia, había crecido con una excelente educación, tuvo una hermana mayor, Omega que había fallecido años atrás, a Inasa no le gustaba hablar sobre el tema (así que el rubio no tenía todos los detalles sobre dicho acontecimiento), pero gracias a ella, Inasa había aprendido a respetar y cuidar a los omegas, veía a los omegas como una bendición y repudiaba a las personas que los discriminaban o maltrataban.

Inasa resultó ser el otro mejor amigo de Camie y Seiji, completando lo que Katsuki llamaba "El trío de idiotas".

Según lo que le contaron a Katsuki, los tres habían sido hijos de familias acomodadas, se conocían desde muy pequeños, pero se separaron un poco al crecer, sin embargo, trataron de que esa amistad de tantos años no se perdiera y se frecuentaban de vez en cuando.

Inasa había estado fuera del país un tiempo, ese día del incidente en la cafetería de Seiji, era el día en el que Inasa había regresado a Japón después de 5 años.

Ese mismo día, habían comentado que el enorme alfa estaba buscando un lugar para vivir, pues estuvo muchos años fuera y no era bienvenido en casa de sus padres. Katsuki insinuó tener una habitación de más en su casa e Inasa la terminó rentando, de esa manera se convirtieron en roomies. Aunque ninguno de los dos sabe en qué momento su relación había mejorado tanto, quizás era por el instinto de protección del alfa al estar en contacto con un Omega abandonado o quizás porque, sin contar a su ex esposo, para Katsuki era la primera vez que no repudiaba el aroma de un alfa, si no todo lo contrario.

En algún punto ambos habían comenzado con esa tan extraña relación, que de romántica no tenía nada, pues el contacto físico más íntimo que llegaban a tener era cuando Katsuki aspiraba el aroma del alfa directamente de su cuello o cuando Inasa ponía su oreja sobre el vientre del rubio y le brindaba tiernas y suaves caricias, fuera de eso, ambos dormían en habitaciones separadas y solo parecían tener una amistad bastante cercana.

—¿Cómo ha estado el cachorro? — preguntó mientras comenzaba a masajear los pies del Omega.

—Inquieto — comentó con el ceño levemente fruncido —Desde que comenzó a moverse no me ha dado un solo respiro — se quejó mientras se metía un par de papas fritas a la boca.

Roto [DekuKatsu (Omegaverse)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora