Parte 1

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En un momento de la vida, la soledad es quien tocará tu puerta, pero en otro momento, quien te tocará la puerta será el amor

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En un momento de la vida, la soledad es quien tocará tu puerta, pero en otro momento, quien te tocará la puerta será el amor.

Su amor es algo inefable que durará por mucho tiempo; ¿quién diría que se reencontrarían ese día sin nada interesante por resaltar?

24/03/2023

Caminó con las manos en los bolsillos de su chaqueta verde y suspiró por el frío. No quiso interrumpir el tranquilo andar de los demás, por lo que se hacía a un costado o los esquivaba sin molestar.

Hasta que llegó. Agarró la manija de la puerta y suspiró botando los nervios. Abrió la puerta de la cafetería e ingresó, haciendo sonar una campanilla al momento de abrir.

El agradable ―y confortante― olor a café golpeó sus fosas nasales; inhaló, exhaló con alegría y echó un ojo a todo el lugar: una cafetería ambientada en los años 80's, mesas circulares en el centro y mesas rectangulares en los lados con una debida distancia, sillones que eran el reemplazo de las sillas duras de madera mientras éstas rodeaban las tablas circulares que servían como apoyo para que los demás disfruten de un desayuno agradable, música con un volumen no mayor de cincuenta que salía de una gran radio negra y alegraba el ambiente.

Buscó con la mirada a su amigo en una de las mesas rectangulares, pero no lo encontró, agachando levemente la mirada por la decepción.
No te rindas así, si puedes, se dijo internamente; así que alzó la vista hacia las mesas circulares del centro y lo buscaba con la mirada.

Hasta que sus ojos se posaron en una cabecita de color negro, los ojos de aquella persona estaban puestos en la carta que la cafetería "Sweet Scent" ofrecía hacia sus clientes; pero esta carta era diferente al resto. Los bordes no eran de un rosado suave, sino de un dorado brillante, y es que esos sólo se les daban a los clientes frecuentes, donde todo era gratis.

Los ojos del joven siguieron recorriendo la carta, y es que cada semana había variaciones en los desayunos. Llegó hasta la segunda cara de la carta y observó la sombra de un joven parado en la puerta; dejó la carta en la mesa y saltó de su asiento, poniéndose de pie instantáneamente.

― ¡SeokJin! ―corrió a sus brazos y lo abrazó con todas sus fuerzas, ocultando su rostro en su pecho.

No, no llores niño, no lo hagas, rogó en su interior. No quería ir por la calle con el rastro de unos ojos llorosos en su pecho.

―Tranquilo Sunoo, no me fui por décadas. ―le acarició la cabeza y le besó la frente, adoraba a ese niño.

Lo conocía desde que se volvió su vecino, él caminaba con su maleta negra de ruedas por todo el pasillo mientras buscaba con la mirada el apartamento 9-2. Ese día, SeokJin había salido a hacer sus compras y regresó con una bolsa que pesaba mucho.

Mi Aroma Favorito [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora