Capitulo Cinco

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Wei Wuxian corría de un lado a otro entusiasmado con todo lo que los rodeaba arrastrando del brazo a su esposo, Wanji solo se dejaba llevar. La Ciudad Fantasma era en verdad cautivante.

A paso lento detrás de ellos, caminaba Hua Cheng y Xie Lian colgado de su brazo y a un par de pasos atrás Ana, sonriendo mientras veía a esas parejas disfrutar de estar juntos

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A paso lento detrás de ellos, caminaba Hua Cheng y Xie Lian colgado de su brazo y a un par de pasos atrás Ana, sonriendo mientras veía a esas parejas disfrutar de estar juntos.

A paso lento detrás de ellos, caminaba Hua Cheng y Xie Lian colgado de su brazo y a un par de pasos atrás Ana, sonriendo mientras veía a esas parejas disfrutar de estar juntos

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Ella podía apreciar en los ojos de los cuatro el amor que se profesaban, situación que nunca había visto en las personas que la rodeaban. Una nostalgia ajena la invadió, en esos momentos deseaba que toda pareja pudiera disfrutar su amor de esa manera tan profunda y única que cuando los demás los vieran pudiesen sentir su cariño. También entendió que esa clase de amor podría despertar envidia en cualquier ser carente de ese sentimiento, esperaba encontrar pronto al culpable, no deseaba ver más sufrimiento en estas personas.

Después de un tour por la Ciudad Fantasma, se dirigieron hacia la Mansión Paraíso para requisar el área y conseguir pistas que denotaran al culpable de los desastres ocasionados.

La noche llego tan rápido como el cansancio. Ana fue la encargada de mostrar la habitación a los huéspedes, por suerte esta se encontraba en el ala norte de la mansión y conociéndolos esa noche tendrían su "todos los días son todos los días".

Luego se retiró a la suya, el día había sido extenuante y realmente necesitaba dormir después de lidiar con la inagotable energía del Maestro Wei.


Pero no esa noche. Un ruido fuerte la despertó, adormilada aun recorrió con la mirada su habitación y no había nada fuera de lugar o llamativo. Se restregó los ojos y decidió salir de la cama, estaba segura de haber escuchado algo.

Llego a la puerta y tomo el pestillo para abrirla pero el golpe en ella la empujo hacia atrás, trastabillando no llego a caer. Delante una figura blanca fijo sus ojos en ella e inconscientemente supo que era quien había atentado contra Bǎnshuì. Lentamente camino hacia atrás esperando que en algún momento alguna de las cuatro grandes personas que estaban en la mansión la ayudaran, pero parecía que no estaban allí. La figura entro a la habitación mientras ella se retraía hacia el balcón, no era la mejor idea pero sus pies se negaban ir hacia otra dirección. A medida que se acercaba a ella pudo notar que llevaba una máscara sobre su rostro, una máscara bastante peculiar.

-¿Qué quieres?- dijo Ana a la figura

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-¿Qué quieres?- dijo Ana a la figura

-Yo me deshice de ti ¿Por qué estás aquí nuevamente?- dijo este con un poco de diversión en su voz.

-Porque nunca podrás contra mis padres. Me traerán de vuelta una y otra vez las veces que sea necesario- dijo Ana tratando de que el otro no notara el miedo que se hacía muy palpable en ella.

-Entonces volveré a matarte- dijo el otro. Pero antes de que diera otro paso, Ana volvió a hablarle con la esperanza de distraerlo un poco más. No entendía porque los demás no estaban allí ya.

-¿Por qué tanto empeño en matarme? No soy un peligro para ti- dijo Ana.

-Porque a través de ti es Xie Lian quien muere. Sin ti ya no existe Su Alteza el Príncipe heredero y sin Su Alteza no existe Lluvia Carmesí. ¿No lo ves? Tú eres la clave para terminar con mis problemas. Fue una bendición que existieras pero ahora ya no te necesito viva- dijo el otro abalanzándose sobre Ana que cerró los ojos esperando su final.

Ella sintió que caía, no hubo golpe, dolor ni molestia alguna, solo caía pero algo mantenía sus brazos apretados. Abrió los ojos para descubrir al Maestro Lan sujetándola en sus brazos mientras segundos después la depositaba en el piso. La situación la había dejado muda de asombro, tardo unos momentos en reaccionar, este le preguntaba si se encontraba bien.

-Sí, Han Guang-Jun. Estoy bien- dijo Ana .

Desde el piso de arriba de la Mansión solo se sentía ruidos de lucha y golpes, el Maestro Lan se elevó en un salto y desapareció de la vista. Momentos después, Hua Cheng apareció detrás de ella para tomarla del brazo y desaparecer por un portal.

La Hija de Hua Cheng y Xie LianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora