promesas

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Sara seguía quieta como si de una estatua se tratara, pero su cabeza trabajaba a mil por horas, ya le empezaba a latir en las sienes, era un dolor agudo, no dejaba de imaginar todo lo que Franco estaría pensando, el tiempo pareció eterno aunque solo hubieran pasado algunos minutos.

Franco pareció reaccionar de golpe, se limpió con brusquedad una lágrima que caía por su mejilla y corrió hacia Sarita y la abrazó con fuerza por detrás apoyando el mentón en el hombro desnudo de esta y depositando un suave beso en el cuello.

—No sabes cuánto lo siento, no te das una idea de lo que me está doliendo esto —le habló al oído, Sara sonrió con tristeza deslizó sus manos sobre las de Franco en su vientre, giró el rostro y lo miró a los ojos con todo el dolor que estaba sintiendo, ambos tenían los ojos aguados y se perdieron un instante en la mirada del otro tratando de imaginar que pasaba por sus cabezas, Sara deshizo la poca distancia que había y lo besó suave y dulcemente en los labios, Franco posó una mano en la mejilla de ella y profundizó un momento aquel besó, después la guío dónde había estado sentado con anterioridad y la sentó en su regazo abrazándola con fuerza

—¿Te duelen? —rozando cada una de las heridas con la yema de los dedos 

—Ya no —no lo miraba a la cara, no sabía cómo hacerlo, le daba vergüenza toda la situación, estaba quieta apoyando la cabeza en el pecho de él, no veía las cara que hacía Franco viendo de cerca y detalladamente cada una de las heridas, eran muchas algunas profundas, algunas más superficiales y cada una le dolía y su cara lo delataba, agradecido que Sara no estuviera viendo cómo lo hacía sentir todo aquello, él quería estar para ella, para apoyarla en todo lo que estuviera a su alcance, en todo lo que ella le permitiera ya que era bastante reacia en algunos aspectos y a pesar de lo dura que era él había notado lo frágil e impotente que se sentía en esos momentos y no quería que sintiera más humillada de lo que seguramente ya se estaría sintiendo —¿Sabes que haría cualquier por ti? —sin dejar de acariciarle, quería sanar su alma ya que las heridas sanarian por si solas, Sara asintió, pero no pronunció palabra alguna y Franco no pensaba precionarla —¿Te quedarán marcas? —le pregunto susurrando y con miedo a su respuesta

—Creo que no, al menos eso me dijo el médico que me vió —Franco sintió alivio por lo menos esas marcas se irían.

Sara —dijo un momento después —te amo demaciado ¿Lo sabes?

Sara levanto la cabeza y lo miró con ternura, de repente sintió que se evaporó la vergüenza —yo a ti más —le acaricio el rostro —por eso quiero pedirte un favor —paso saliva con dificultad y Franco entrecerró los ojos sabía de qué venía eso —yo se que esto parece grave

—¿Parece? —le pregunto incrédulo él

Sara bajo de sus piernas y se sentó a su lado, apoyo una mano sobre el pecho de Franco y trato de ser lo más sincera posible

—Es grave, lo sé, pero quiero que sepas que esto va a pasar —Franco iba a interrumpir estaba molesto pero Sara le puso la mano en la boca para que la dejara terminar de hablar ahora que podía —a mí me duele más que a nada lo que pasó pero esto ya lo hablé con mi mamá y le dejé claro que no iba a permitir que me volviera a poner una mano ensima —Franco no aguanto y la interrumpió de inmediato

—Eso no está en discusión, por supuesto que no va a volver a ponerte una mano encima porque no respondo —le salían chispas de los ojos, Sara le tomó la mano y la entrelazó con la de ella le dió un dulce beso y sonriéndole le dijo

—El punto, amor, es que necesito que respetes este momento que por nada del mundo te enfrentes a ella —Franco se removió nervioso, soltó la mano de Sara y se estaba por levantar pero está lo tomo del brazo y tiró para que no se moviera de su lado  —hazlo por mi, por nuestro amor

—Sara —penso muy bien que palabras usar para sonar convincente, pero que le dejara una luz al final del túnel —yo no voy a buscar a la bruja… —Sara levantó una ceja y torció la cara en gesto desagradable —...a doña Gabriela —sonó bastante sarcástico, (misión cumplida) —a su hacienda para pedirle unas cuantas explicaciones —a Sara se le iluminó el rostro —perooo… —duró poco la alegría —tampoco puedo prometer que si me la llegó a cruzar por "casualidad" no aguante y le diga unas cuantas verdades 

—Ya entendí —hizo un puchero que le dió risa a Franco el cual se mordió el labio —solo pido que lo intentes, necesito tranquilidad —Franco le dió un corto beso, ella se recostó en el regazo de costado en posición fetal, el silencio reino y solo se escuchaban sus respiraciones, Franco le acariciaba la cabeza y bajaba con sus manos por el pelo pasaba por su espalda acariciando sus heridas y así estuvieron hasta que Franco noto la respiración de Sara más relajada estiró el cuello y vió como dormía plácidamente sonrió como un tonto enamorado mientras seguía con su tarea.



Le había prometido no ir a buscar a la bruja de Gabriela para cantarle unas cuantas verdades aunque era completamente lo contrario lo que quería hacer.

Él tampoco sabía que el destino le jugaría otra vez a su favor…

Continuará… 

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