El enfrentamiento

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—¿Es que no le quedó claro que no es bienvenido en estas tierras señor Reyes? —preguntó con sarcasmo Fernando

Sara y Franco se miraron y volvieron la vista al frente, ahí estaban Fernando y Gabriela al lado del auto de este y algunos vaqueros en sus caballos, Gabriela tenía la cara desfigurada de la furia, tenía los brazos en forma de jarra sobre las caderas y los miraba con odio, pasaba la mirada de uno a el otro y así sucesivamente, Sara intentó soltar la mano de Franco pero este la aferró con más fuerza

—Me están sudando —Franco pareció no escucharla porque no hizo ni dijo nada, está se dió por vencida, no la iba a soltar, Fernando sonreía con malicia, sabía que ahora se venían los problemas

—Sara Elizondo ven de inmediato aquí —Franco la fulminó con la mira y se limitó a aferrar con más fuerza a Sara de la mano 

—Sara no se va a ningún lado y menos con usted —Gabriela lo miró con asco

—Usted no se dirija así a mi insolente y váyase de mis predios si no quiere que le haga que le disparen —mirando a uno de los vaqueros que lo apuntaban con una escopeta

—Franco vete por favor, yo después te busco —le dijo despacio mirándolo de reojo, Franco apretó la mandíbula y le crujieron los dientes, hablo tan despacio que ni siquiera estaba seguro de que Sara lo oyera  

—no te voy a dejar sola con esa loca de nuevo —Sara tragó con dificultad mientras miraba como Fernando disfrutaba de la escena

Se formó un silencio incómodo para todos hasta que Fernando lo cortó, se acercó un poco a la parejita y sonriendo con hipocresía les hablo 

—No queremos visitas indeseadas de tipejos de su calaña —Franco lo miró asqueado y está vez fue él quien se soltó de Sara y dió un paso adelante

—Ni un paso más señor —intervino Gabriela —y lárguese de  mis tierras porque no respondo —ahora fue a ella quien miro con asco Franco y señalando con su mano le largó todo lo que tenía atragantado en la garganta

—Usted con qué cara me habla a mi así señora —Sara se puso detrás de él intentando calmarlo, le susurraba cosas pero estaba claro que Franco no la iba a oír estaba tan furioso que se olvidó todo lo que habían hablado, Gabriela lo miraba desconcertada —¿Que se le olvidó todo lo que le hizo a Sarita? ¿Mmm? —Sara se puso roja de la vergüenza y Gabriela roja de la ira —¿Creía que no me iba a enterar? —Gabriela miró a Sara directamente con reproche —usted le vuelve a poner una mano encima y se las va a tener que ver conmigo, Sara no está sola ¿Le queda cla..?

—Ya Franco por favor —le suplico Sara con los ojos lleno de lágrimas —no más —Franco la miró y se calmó de inmediato al ver la tristeza de Sara

—Perdon mi amor —le susurró en el oído para que solo ella escuchará

—Mire sinvergüenza —habló Fernando —respete a Gabriela y vayase de una vez

—Solo me voy de aquí junto a Sara —la volvió a tomar de la mano acariciándole con el pulgar el dorso de la mano y se encamino a donde estaban sus caballos

—Ni un paso más Sara porque te vas a arrepentir —le dijo con brusquedad Gabriela 

—Mamá, voy a hablar un momento con Franco y después voy para la casa 

—¿No se cansa señor? —le gritó Fernando

—¿Perdón? —levantó las cejas Franco y se frenó de golpe Sara tironeaba de su brazo para alejarlo de allí pero al parecer Fernando tenía planes de seguir la pelea

—¿Va a insistir en tratar a Sarita como una mujerzuela? —a Franco se le desfiguró la cara y Sara abrió los ojos desmesuradamente

—¿Qué dijo? 

—Lo que escucho patán, insiste en traer a este tipo de sitios a una dama como Sarita, ella no es como las mujerzuelas que usted acostumbra frecuentar, merece respeto ¿Y Usted qué hace? Se viene a revolcar sobre fardos de paja como si de una yegua se tratase —Franco estaba a punto de enloquecer, Sara le susurraba cosas que Franco no escuchaba le salían chispas de los ojos, quería saltar sobre Fernando y molerlo a golpes —¿Todavía no se canso de ella? ¿Le quiere seguir sacando jugo? ¿Le da vergüenza que la vean con ella? ¿Eh? —disfrutaba haciendo enojar a Franco el cual no aguanto una palabra más y a pesar de los gritos y reclamos de Sara y Gabriela se abalanzó contra Fernando y le pegó una piña en el ojo, así comenzó la pelea, volaban puños para todos lados, tirados en el suelo revolcándose para un lado y para el otro.

—¡YA BASTAAAA SEÑORES! —gritaba Gabriela —Fernando, Franco, no más, Sueltelo Franco o le hago que le disparen—, Franco lo tenía del cuello de la camisa, le dió un último golpe 

—Franco por favor —lloraba Sarita mientras tironeaba de la camisa de Franco para que parase la pelea, cuando por fin pudieron separarlos Franco se paró delante de Sara y se limpió con el dorso de la mano sangre que le caía de la comisura del labio, estaba sucio y la camisa rasgada, Fernando estaba peor tenía un ojo ya amoratado, sangre en la nariz y labio, Sara tomó del brazo de Franco y se alejó un poco con él

—Mal nacido, hijo de su mala madre, que no me enteré que vuelve a insultar o maltratar a Sara porque la próxima no paro hasta acabarlo —le dijo Franco, a pesar de los golpes que tenía Fernando sonreía burlón

—¿dónde vas Sara? —le preguntó su madre sosteniendo a Fernando que rengueaba

—¿Dónde más mamá? —dijo en tono sarcástico, —mira lo que consiguió tu queridísimo marido —Sara agarró las riendas de su caballo y Franco hizo lo propio con el de él y se alejaron caminando despacio para el lado de la hacienda Reyes.

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