La mejor medicina "parte 2"

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Franco se moría porque Sara se quedará con él y poder amarse cómo se merecían pero no la iba a presionar, ella no podía apartar los ojos de los de él, tenía una guerra interna se quería ir muerta de vergüenza de que todos supieran que ella estaba allá haciendo lo que todos imaginaban que estaba haciendo pero a la vez se quería quedar sin importar absolutamente nada de lo que dijeran de ellos.

—mi amor —ella prestó atención —no te sientas presionada a hacer algo que no quieres —le acarició el rostro —tu sabes que te amo ¿Verdad? —ella asintió ya que el nudo que se había formado en la garganta no le permitía emitir palabra alguna —vamos te acompaño —sonrió de costado fingiendo indiferencia, aunque en realidad le dolía, le tomó la mano y se encamino a la puerta, no siguió avanzando ya que Sara se había plantado con fuerza al piso, se volteó y vió una picardía en los ojos de ella que hicieron que se iluminarán los de él —¿Que?

Sara se mordió el labio inferior, borrando la poca cordura que le quedaba a Franco, se le acercó y le susurró al oído —¿puedes trabar la puerta? —con fingida inocencia, el corazón de Franco parecía querer salirse del pecho, sentía que en cualquier momento le iba a explotar de lo fuerte que le palpitaba, todo pasó con tal velocidad que apenas le dió tiempo de sorprenderse a Sara que pegó un gritito, este la empujó suavemente contra la puerta y sin dejar de mirarla a los ojos puso una traba en la puerta que hizo que Sara sonriera de oreja a oreja, ella lo miraba completamente hipnotizada, enamorada y deseosa, no la hizo esperar más y unió los labios de ambos en un beso lento pero sensual dónde no cabían más de lo que sentían, Sara enredó sus brazos en el cuello de Franco mientras él la sostenía de la cintura con un brazo y el otro lo enredaba en el cabello intensificando el beso, se separaban segundos para respirar pero inmediatamente volvían a unir sus bocas que parecían no querer separarse nunca, entre besos Franco la fue llevando a su cama donde cayeron al chocar con ella, entre risas él había quedado sobre Sara, se alejó un instante para observar mejor a su amada, estaban los dos agitados y excitados, el deseo se reflejaba en los ojos de ambos, Franco acarició con dulzura la mejilla de Sarita

—¿Estás segura? —Sara rió y tiró del cuello de la camisa de Franco para besarlo nuevamente, él tomó eso como un SÍ y empezó a desabrochar la camisa de Sara con suma lentitud, se alejó un poco para ver la reacción de ella que ni corta ni perezosa también empezó a desabrochar la de él con un poco más de torpeza pero con igual de eficacia, Franco se terminó de quitar la suya y ayudó a incorporarse un poco a Sara para sacarle la de ella, ella llevó rapidamentes las manos al cinturón de él y lo desabrochó junto al jeans ante la atenta mirada excitada de su novio y una sonrisa en los labios que no se le iba a ir en días, entre los dos quitaron el jeans a tirones, él solamente en boxer se recostó delicadamente sobre Sara y volvió a besarla con delicadeza y suma lentitud, no tenía prisa y quería disfrutar el sabor de esa mujer que lo volvía loco, fue bajando con los besos por el cuello saboreando, deleitándose, llenándose de ella, su aroma, su sabor, siguió bajando por su cuerpo con besos, paso por el medio de sus pecho se perdió un poco en su vientre plano y llegó a dónde comenzaba su jeans, levantó la vista para ver el deseo en los ojos de Sara y sin dejar de mirarla se deshizo de sus pantalones quedando ambos en ropa interior, Sara se incorporó un poco para jalar a Franco hasta dejarlo sobre ella para volver a besarlo desesperadamente en un movimiento que sorprendió a Franco Sara quedó sobre él a horcajadas, este aprovechó para desabrochar el sostén y quitárselo teniendo una vista que lo volvía loco, Sara lo miraba mordiéndose el labio provocativa sentada encima de él mientras Franco la sostenía de la cintura apretándola contra su erección mirándola fascinado, enamorado, enloquecido, Sara se transformaba en esos momentos en una diosa que perdía completamente la vergüenza, y que le encantaba enloquecerlo y a él lo desarmaba por completo, Sara pasó la lengua sensualmente por su labio superior, Franco subió sus manos por el vientre acariciando hasta llegar a sus pecho en dónde sin dejar de mirarla los acarició haciendo suspirar y gemir a Sarita, después de un momento esta se agachó para besar el pecho de Franco subiendo por su cuello al llegar a su boca le recorrió el labio con su mano y después siguió el mismo camino con su lengua hasta fundirse en un beso desesperado, deseoso de más, ambos gemían agitados, Franco no aguantaba más la giro y arrancándole la bragas (literal, se la rompió) y sacándose con la ayuda de las manos de ella, que para ser inexperta lo enloquecía por completo, su boxer, Franco estaba por entrar en ella, pero Sara necesitaba experimentar y claro él no le iba a negar nada, ella tomó el miembro de él entre sus manos y lo recorría de arriba abajo acariciando suavemente, Franco cerró los ojos con fuerza, estaba por estallar de gozo, abrió los ojos y se encontró con los de Sara demasiado cerca, sonreía tierna y sensual a la vez, él imitó la sonrisa, mientras seguía disfrutando las caricias de Sara aunque no sabía cuánto iba a aguantar sin explotar, ella se le acercó al oído

—Te amo —le susurró entre jadeos, Franco la tomó con ambas manos del rostro y la besó con toda la pasión qué venía acumulando y sin aguantar más se fue hundiendo en ella lentamente para no lastimarla, Sara gruño al sentir un poco de dolor y el se quedó quieto esperando que el cuerpo de ella se acostumbré, ella volvió a besarlo demostrandole que ya estaba bien, Franco empezó a moverse lentamente sobre Sara hasta que ella empezó arquear la espalda buscando más y él le dió el gusto, sus cuerpos iban a la par, transpiraban como si estuvieran en un sauna solo se escuchaban jadeos, palabras indescifrables, Franco se dió cuenta de que Sarita llegaba al orgasmo porque se aferró con fuerza con las manos en la espalda y lo apretaba con las piernas en las caderas, arqueo una vez más la espalda y largo un último grito ahogandolo sobre el hombro de Franco y este se dejó ir tras ella, segundos despues se dejó caer sobre Sara sin aplastarla pero a la vez no quería soltarla y ella a él tampoco seguían aferrados y unidos, respiraban agitados tratando de regularizar sus corazones que galopaban a toda velocidad, después de un momento Franco salió de Sarita la cual volvió a Gruñir y se recostó a su lado, ella se acomodo en su pecho mientras lo acariciaba

—¿Estás bien? —estaba un poco preocupado de haber sido demasiado brusco, ella asintió sin moverse de su pecho, Franco la tapo con la sábana y le besó la frente —¿Segura?

—Mas que bien —lo miró con una sonrisa que Franco supo que no mentía 

—Te amo con toda mi alma Sara Elizondo —ella lo miró con los ojos vidriosos del cansancio pero sobre todo de lo bien que le hacía ese hombre y de lo feliz que era junto a él

—Yo más Franco Reyes —le depósito un beso en el pecho y luego estiró el cuello para besarlo en los labios mientras lo acariciaba.

Su historia de amor recién empezaba, el futuro apenas comenzaba a escribirse para ellos y quedaba mucha historia por contar

Ellos sabían que ese amor era para siempre, era algo que sentían en lo más profundo, que nada ni nadie podría romper jamás, podrían pasar muchas cosas pero de algo estaban seguro y era que su amor era perfecto y para siempre








FIN…

El después Donde viven las historias. Descúbrelo ahora