momentos de amor...

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Franco disfrutaba verla dormir, parecía una niña pequeña, soñaba con pasar cada noche con esa mujer y amanecer cada día a su lado siendo lo primero en ver cada mañana al despertar, la dejó descansar hasta que creyó que era suficiente y empezó acariciarle la cara, los ojos, los labios, la nariz, la frente, el cuello, notó que se removió cuando le pasó la mano por el cuello y empezó a hacerle cosquillas para que despertara, lo cual consiguió con rapidez, Sara abrió los ojos lentamente y sonrió al verlo mirándola con ternura

—Buenas tardes señorita —sin dejar de acariciarla, Sara se refregó los ojos y se sentó a su lado

—Hola amorcito ¿Dormí mucho? —le plantó un beso en la mejilla

—Eso parece —Sara sentía el cuerpo agarrotado, miraba para todos lados buscando algo —¿mi camisa? ¿La has visto?

Franco se levantó y la busco estaba en el piso cerca de la puerta, Sara se acercó e intentó tomarla pero Franco le amago

—¿Qué haces Franco? —rió, intentó quitársela y él volvió a esquivar a está, ella hizo puchero y se cruzó de brazos — Franco, me tengo que ir

—¿Y si no quiero que te vayas? —la reto levantando una ceja

—¿Quieres que me vaya en sostén? —Franco la miraba de arriba hacia abajo desafiante. —Si así lo prefieres —se encaminó a la salida y Franco la agarró del brazo y la giró rápidamente dejándola acorralada contra la puerta seguía con la camisa en la mano puso ambas manos contra la puerta al lado de la cabeza de Sara, está no le quitaba los ojos mientras se mordía inconsciente el labio —¿Que haces? Fran… —no tuvo tiempo de terminar cuando sintió los labios de Franco invadiendo los suyos, no tardó en responder gustosa pasó ambos brazos  por el cuello de él para profundizar más, si en verdad cabía la posibilidad, Franco la apretó más contra la puerta, dándole muestras de todo "su apoyo" se escuchaban algunos jadeos y suspiro por parte de ambos, alguna que otra palabra o sonido indescifrable, se separaron cuando ya el oxígeno era completamente necesario, Franco pegó sus frente sin dejar de mirarla, estaban agitados, excitados, necesitados, pero al recordar el lugar en el que se encontraban y lo que había pasado la última vez fue suficiente para enfriar por completo a Franco, miró hacia el costado sintiéndose frustrado por la situación Sara noto de repente la incomodidad de él y le puso una mano en la mejilla obligándolo a qué la mire

—No pasa nada amor —lo abrazó con fuerza, Franco suspiro, seguía molesto pero no iba a dejar que Sara se diera cuenta

—Te ayudo —extendiendo la camisa, Sara se puso de espaldas para que Franco se la pusiera por los brazos, volvió a girar y llevo sus manos para abotonarla

—¿Puedo? —Sara dejó caer las manos y Franco con suma lentitud empezó abotonar uno a uno produciéndole escalofrío a Sarita, al darse cuenta de la atenta mirada de ella y de lo que le estaba provocando no puedo evitar reír, ganándose un golpe en la cabeza por parte de Sara por atrevido —¡auch! —rió de nuevo y Sara está vez lo imitó —¿Sabes? —levantando la vista para verle la reacción a lo que estaba por decir —me gustaría estar en otro lado y quitando la camisa no poniéndola, más bien arrancándote esto —la picardía que desprendían esos ojos azules hicieron que Sara se perdiera un instante, se mordió el labio y se acercó de golpe para besarlo desenfrenadamente, estuvo a punto de hacerlo caer del envión con el que se tiró contra él, entre el beso se reían cómo dos niños haciendo travesuras.

Después de besarse por un rato ambos decidieron dejarlo ahí porque si seguían ya no iban a poder parar y había pasado mucho tiempo y Sara estaba empezando a preocuparse de que su mamá se hubiera dado cuenta de su ausencia.

Franco le colocó el sombrero y se puso el propio y salieron con las manos entrelazadas sonriendo, a pesar de todo estaban juntos y eso era lo primordial para ambos, al cruzar la puerta se frenaron en seco, quedando como piedras y sus rostros pasaron de la sonrisa más dulce y tierna a una mezcla de miedo, frustración, enojo, dolor sus manos se aferraron con más fuerza…

Continuará

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