Prólogo

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Eran las 9 pm. cuando Mía decidió ir a dormir temprano, ya que era el último día de clases y por fin se graduaria, no en la carrera que le hubiera gustado ejercer, pero si en la que su padre le pidió que ejerciera, ya que era su única hija y tendria que hacerse cargo de los negocios, cuando él ya no pudiera, no pudo negarse ya que lo quería mucho y quería hacer sentir orgullosos a sus padres, mostrando que ella podía hacerce cargo de los negocios.

Después de haber cenado y haber platicado con sus padres sobre que su clausura sería en dos días, el día Sábado. Decidio que ya era hora de ir a dormir, a pesar de que aún era muy temprano.

-Me voy a dormir, buenas noches. Que descansen, los quiero - dijo Mía levantándose de la mesa para ir a descansar.

-Buenas noches cariño, descansa- dijeron sus padres al unísono.

Mía fue a su recámara y entró al baño a ducharse y arreglarse para dormir, cuando salió recibió un mensaje de su mejor amigo.

~Mañana será el último día de tortura:<~

~No olvides que saliendo iremos a festejar :)~

~No.
Y Ya duerme, hasta mañana descansa~

~igualmente descansa~

Mía se quedó dormida después de un rato.

En la sala.*

-Cariño, es hora que Mía se haga cargo de los negocios de la familia, mañana por fin concluye la Universidad, estuve pensando mucho en que no quiero que se valla a Corea, quiero que maneje todo desde México.- dijo su padre de Mía impaciente.

-Acaso hay un problema?

- No hay ninguno por ahora, solo no quiero que valla para Corea me da miedo que pueda pasarle algo estando allá

-Es por eso que sabemos, verdad? Es por eso que no quieres que valla a Corea?- pregunto mía madre de Mía tranquila.

- Ciertamente si es por eso, sabes que nunca podría mentirte, tengo miedo de que se entere de la verdad y se decepcione de su padres. O que algo malo le pase, tenemos más enemigos en Corea que aquí en México.

- Es mejor que le cuéntenos la verdad, ella nos entenderá- dijo tratando de tranquilizanrlo poniendo una mano sobre su pierna dando a entender que lo comprendía- es verdad que correría riesgo en Corea pero no podemos detenerla si quiere ir no podremos oponernos, tendremos que aceptar, con la condición que lleve guardaespaldas. Y que no se meta en muchos líos.

-Tal vez si nos entienda y perdone si se entera de la verdad, pero si quiere ir correrá mucho peligro y de ninguna manera aceptará guardaespaldas, ella odia que la estén siguiendo, peroo- dijo pensando- voy a hablar con unos amigos necesitamos que la cuiden de lejos, si es que un día decide ir. También necesito que la cuiden estando aquí.

-¿Cómo que aquí también? ¿Qué quieres decir con eso?- respondió confundida.

Se puso nervioso no sabía si decirle la verdad pensó unos segundos debatiendo consigo mismo, decidiendo que era mejor decirle -cariño no quería preocuparte pero...- se detuvo y suspiro para continuar

-pero que? que es lo que pasa?- pregunto preocupada antes de dejarlo continuar.

-Nos encontraron.

-¿Queeee?- se levantó de un sólo brinco del sillón.- Nuestra hija puede estar en peligro.

-saben que estamos aquí en México, corremos peligro.- dijo levantándose y viendo a su esposa a los ojos y tomándola ligeramente de ambos hombros para decir a continuación- Lo pensé todo el día y es mejor que tu y mi hija se vallan a Canadá pasado mañana por la noche después de la graduación.

La mamá de Mía estaba angustida, tenía miedo y no por ella sino por su hija le preocupaba que le hicieran algo a su única hija.

- Mandaremos a Mía a Canadá, yo me quedaré contigo, no me importa morir con tal de que mi hija este bien.- Dijo la madre de Mía con un ligero temblor en sus palabras- haremos lo posible para desviarlos y confundirlos para que no la encuentren a ella y a nosotros.

-de ninguna manera, tu te irás con ella, no pienso perder a las dos personas que más amo, yo me encargaré de todo.

-esta bien, pero prometeme que vas a estar bien, promete que nos alcanzarás.- le dijo mientras lo abrazaba y soltaba unas lágrimas.

-lo prometo cariño- dijo su padre y le dio un tierno beso en los labios.

La noche fue larga para ambos padres pensando que podría pasar, ninguno pudo dormir esa noche pensando en una solución, ninguno de los dos se atrevía a verse a los ojos, tenía miedo a que fuera la última vez que podrían verse, sin darse cuenta la madre de Mía empezó a llorar, al darse cuenta de eso, su esposa la giro y le dió un beso en la frente, prometiendo que no dejaría que nada malo le pasará a ella y a su hija, pues no querían que a su hija le llegara a pasar algo malo. Después de pasar casi todo la noche en vela pudieron conciliar el sueño, cuando empezaba a amanecer, se quedaron dormidos abrazados.

...

^ENTRE SOMBRAS Y SECRETOS DE SEUL ^                  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora