La Estrella Azul

¿Cuál es tu plan?

Kai'Sa POV

-Sólo digo que es un poco sospechoso que dos mujeres que no parecen tener nada en común sobrevuelen nuestra ciudad.

Miré a la mujer de ojos verdes y cabello fucsia que me hablaba-. No me interese lo que parezca, y no tengo por qué decirte nada.

La mujer tomó asiento frente a ella-. Créeme cuando te digo que las cosas serán mucho más fáciles para ti si cooperas. No eres de aquí, se nota, pero cualquier persona que sepa algo de la reputación que tenemos en Noxus entendería que no estás en posición de hacerte la valiente.

Desvié la mirada. No era la primera vez que tenía interrupciones en mi trabajo, sin embargo, esta debía ser de las ocasiones más molestas. Ahora tendríamos que estar tratando de encontrar los cristales para salvar al mundo, no jugar a estas tonterías de las guerras.

-Perfecto -ironizó la comandante. Le hizo una seña a uno de los guardias-. Llévensela a las rejas con las demás. Quizá un poco de tiempo con su conciencia le suelte la lengua, y si no... bueno, ya nos las ingeniaremos.

Dos hombres me llevaron hasta una celda enorme con cientos de prisioneras. Todas me vieron como pensando en qué me robarían primero.

Claro que yo no tenía miedo.

Lo había perdido el día que El Vacío me quitó mi hogar, a mi familia y a mis amigos.

-¿Y qué mierda haces tú aquí, nuevecita? -Se me acercó una rea, de alrededor de dos metros de altura, seguida de sus amigas-. ¿No sabes que hay que pagar para estar aquí?

-¡Mírala! -se burló otra-. Tiene una cosa asquerosa pegada en la piel.

-Supongo que no conoces las duchas, nuevita -continuó la primera mujer-. Pero más importante, dinos, ¿cómo nos vas a pagar?

Respiré profundamente, tratando de calmarme-. No les pienso dar absolutamente nada, y tomen esta advertencia como muestra de mi buena fe: váyanse ahora mismo o lo lamentarán.

Todas me miraron con los ojos abiertos y se rieron en mi cara. Rápidamente me agarraron de los brazos mientras la mujer que era claramente la líder pasaba su mano por mi cuello.

-Mala respuesta -susurró, cerca de mi rostro-. Aquí las reglas las hacemos nosotras, no tienes idea de lo que es estar encerrada, pero aprenderás, estoy segura.

-Creo que ustedes serán las que aprenderán de mí.

Me liberé y las golpeé a todas tan rápido que ninguna supo que les había pasado. Simplemente cayeron inconscientes al suelo. Caminé sobre ellas, mientras las demás me daban miradas impresionadas y otras asustadas.

Eso me daba lo mismo. Sólo quería encontrar a Powder.

-¡Oye! -una mujer con brazos fuertes y cabello blanco se me acercó-. ¡Eso fue increíble! Creí que yo era la única que les hacía la pelea a ese grupo de enfermas, pero te las arreglaste bastante bien tú solita. Eso me gusta en una mujer, se nota que eres tan fuerte como una roca.

Me quedé mirándola sin saber qué responder. ¿En qué se puede parecer una roca a mí persona?

-¿Qué tipo de roca?

-¿Ah?

-Lo que decías... ¿a qué tipo?

-Bueno... no sé, ¿una dura?

-Ah...

La joven entonces me dio una sonrisa-. Supongo que no entiendes mucho de sarcasmos o ironías, ¿verdad? Está bien, yo no entiendo a la gente que habla con metáforas, si te contara... una vez tuve una cita con una chica que era poeta, hasta el día de hoy no entiendo absolutamente nada de lo que hablamos ese día.